El Estado de los
Muertos Un Estudio acerca de la inmortalidad del Alma y textos difíciles de la Biblia |
EL RICO Y LAZARO
La
historia del Rico y Lázaro, es una de las historias mas
tergiversada de las Escrituras. Es utilizada para
apoyar, no sólo la doctrina de la inmortalidad del alma, de
que los muertos no están muertos y que pueden comunicarse
con los vivos, de que recibimos nuestra recompensa al
instante de morir; sino también, de que hay un infierno
eterno donde las almas de los penitentes está sufriendo
eternamente.
Esta historia se
encuentra registrada en el libro de Lucas y el capitulo
dieciséis.
Esta historia es
una parábola. Una parábola, es una narración cuyo
principal propósito es enseñar una verdad; pero que
literariamente hablando es una alegoría o sucesión de
metáforas. Muchas de las parábolas de Cristo fueron
tan breves que pueden considerarse como metáforas o
proverbios. Una parábola es en los Evangelios una
narración “colocada al lado de” cierta verdad espiritual con
el fin de hacer una “comparación”. Las parábolas de
nuestro Señor se basaban, por lo general, en hechos comunes
de la vida diaria familiar de sus oyentes, y con frecuencia
se trataba de hechos específicos que acababan de ocurrir, o
de algo que los oyentes podían ver en ese momento.
La narración era simple
y breve, y por lo genera su conclusión era tan obvia que no
admitía confusiones (Mat. 21:40-41); y se colocaba
paralelamente la verdad espiritual con el propósito de
ilustrar a ésta. La parábola se convertía así en un puente
por el cual los oyentes podían ser conducidos hacia la
comprensión y apreciación de esa verdad. La narración
comenzaba al nivel de los oyentes, y Jesús dirigía los
pensamientos hacia donde él quería valiéndose de un medio
agradable y familiar. Era una ventana a través de la
cual el alma podía contemplar perspectivas de una verdad
celestial.
Por medio
de parábolas Jesús (1) despertaba el interés , la atención y
las preguntas; (2) enseñaba verdades desagradables sin
despertar prejuicios; (3) eludía a los espías que lo
perseguían implacablemente; (4) creaba en la mente de sus
oyentes impresiones duraderas que se renovarían e
intensificarían cuando viera nuevamente las escenas
presentadas en la parábola o pensaran en ellas; (5)
convertía la naturaleza en un instrumento para conocer a
Dios. Las parábolas revelaban la verdad a los que
querían recibirla, y, a veces, la ocultaba a otros.
Según
muchas iglesias, ésta no es una parábola, sino una historia
real; y para demostrar esto, se basan en varios argumentos:
1.
Las parábolas de Jesús, siempre comienzan con una
comparación, por ejemplo:
“Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de
Dios, y a qué le compararé?” (Luc.13:18). O con la
expresión: “Y dijo esta parábola:” (Luc.13:6)
Pero, la historia del Rico y Lázaro, no
comienza de esta forma, por eso, debe de ser real;
porque la parábola empieza: “Había un hombre rico….” (Luc.16:19)
Pero, creer que esto fue una historia real, por el hecho de
que no comienza de cierta forma, nos presenta un gran
problema. En el capitulo 15, en la primera parte, hay
dos historias, que comienzan de la misma manera que la
parábola del Rico y Lázaro, y claramente éstas son
parábolas. Notemos:
“Y dijo: Un
hombre tenía dos hijos….” (Luc.15:11); esta es la parábola
del Hijo Prodigo, la cual, todas las iglesias concuerdan que
es una parábola, y sin embargo, no comienza diciendo “¿A qué
compararé el reino de Dios? o “les dijo una parábola”.
El otro ejemplo lo
estemos en Luc.16:1 “Y dijo también a sus discípulos: Había
un hombre rico….”. Notemos que también esta parábola
comienza de una forma diferente.
Esto
demuestra que el argumento de que la parábola del Rico y
Lázaro es una historia real, porque no comienza con las
frases en cuestión, no tiene validez bíblica.
2.
La parábola del Rico y Lázaro, es la única parábola
que utiliza un nombre propio, lo cual, es una prueba de que
es en realidad una historia real. Este es el otro
argumento que las iglesias usan para tratar de demostrar que
esto no es una parábola; sino una historia real.
Es verdad que ésta es la única parábola que
usa un nombre propio, el nombre de Lázaro, pero, hay una
razón por la cual Jesús usó un nombre propio en esta
parábola, y al final de nuestro estudio veremos el
porque.
Esta
parábola no fue inventada por Jesús. Esta documentado
históricamente, que los judíos en los tiempos de Jesús,
tenían muchas parábolas, e inclusive Jesús utilizó muchas de
ellas para enseñar lo contrario a lo que ellos creían, y la
parábola del Rico y Lázaro es uno de estos casos.
Joaquín Jeremías, el mundialmente reconocido experto de las
parábolas de Jesús, en su libro “Las Parábolas de Jesús” y
las Págs. 183-185, establece que los judíos tenían una
historia muy similar a la que aparece en Lucas 16.
Veamos un ejemplo de
una de estas parábolas que los judíos tenían en los tiempos
de Jesús; y que esta bien documentada históricamente y
observemos como Jesús utiliza esta misma parábola para
enseñar una lección muy diferente a la que los judíos
creían.
“¿A qué
compararemos este asunto? Es como un rey que contrató
muchos obreros y junto a ellos se hallaba un obrero que
había trabajado para el rey por muchos días.
Todos los obreros
fueron a recibir sus salarios del día, y este obrero
especial fue también. El rey le dijo a este obrero especial,
yo te recompensaré mas a ti, los otros que han trabajado
poco para mi, recibirán poca paga, pero tú una recompensa
grande.”
¿Le parece
esta historia familiar? ¿A qué parábola de Jesús se
asemeja ésta?
Esta parábola se
asemeja bastante a la parábola de Jesús de los obreros y la
viña, donde todos los obreros, aunque comienzan a trabajar a
diferentes horas para el dueño de la viña, todos al final
reciben la misma paga o recompensa. Esta parábola de
Jesús es muy similar a la de los fariseos pero el fin es muy
diferente.
Los judíos
interpretaban que los israelitas y los gentiles, fueron a
buscar sus salarios delante de Dios, y que Dios les dice a
los israelitas: mis hijos, yo los favoreceré mucho a
ustedes, los demás pueblos han hecho muy poco por mí y
recibirán poco; pero ustedes recibirán una recompensa
grande. Tanto se dice yo los favoreceré a ustedes.
(Lev.26:9).
Notemos
que este es un fin lógico de la parábola, porque el que
trabaja mas, y por mas tiempo, debe de recibir mas; pero,
¿cómo termina Jesús esta misma parábola? Jesús les
enseña que no importa que ellos hayan sido llamados primero,
en el plan de Dios todos recibirán la misma recompensa, pues
el pago no está basado en las obras; sino en la bondad y la
gracia de Dios. Jesús tomaba las parábolas de los
judíos y les daba un giro de 180 grados, para enseñar la
doctrina del plan de salvación.
Hay varias
razones por las cuales esta parábola no puede ser literal,
no es un relato histórico real y por lo tanto, no puede
tomarse como base para apoyar ninguna doctrina bíblica; ni
mucho menos que los muertos pueden comunicarse con los
vivos, o la doctrina del infierno eterno.
1.
En esta parábola se da la impresión de que el Rico se
fue al infierno y Lázaro al seno de Abrahán, según la
parábola ellos recibieron su recompensa cuando murieron,
pero en toda la Biblia, vemos que el hombre recibe su
recompensa en la segunda venida de Cristo Jesús. Esta
es la única excepción en toda la Biblia donde se menciona el
fuego eterno cuando una persona muere, cuando la Biblia
siempre relaciona el fuego eterno con el retorno de Cristo
en su segunda venida:
Mat. 13:37-43: “Y respondiendo él, les dijo:
El que siembra la buena simiente es el Hijo del Hombre.
El campo es el mundo, la buena simiente son los hijos del
reino, la cizaña son los hijos del malo; el enemigo que la
sembró es el diablo, la siega es el fin del mundo, y los
segadores son los ángeles. De manera que como es
arrancada la cizaña, y quemada al fuego, así será en el fin
de este siglo.
Enviará el Hijo del Hombre sus ángeles, y
juntaran de su reino todos los escándalos, y los que hacen
iniquidad, y los echaran en el horno de fuego; allí será el
lloro y el crujir de dientes.”
Vemos
claramente aquí, que el fuego esta relacionado con la
segunda venida de Cristo, y que la “siega” o recompensa se
dará cuando él venga. Leamos también Mat. 25:31-31:
“Y cuando el Hijo del
Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con
él, entonces se sentara sobre el trono de su gloria. Y serán
reunidas delante de él todas las gentes; y los apartara los
unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los
cabritos.” Es patente en estos versículos que la
recompensa es cuando Cristo se siente en su trono; no cuando
la persona muere. Leamos ahora los versículos 41-46:
“Entonces dirá también
a los que estarán a la izquierda: Apartaos de mi,
malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus
ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve
sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me
recibisteis; desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la
cárcel, y no me visitasteis.
Entonces también ellos
le responderán, diciendo: Señor, ¿cuando te vimos
hambriento, o sediento, o forastero, o desnudo, o enfermo, o
en la cárcel, y no te servimos?
Entonces les
responderá, diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo
hicisteis a uno de estos pequeñitos, ni a mi lo hicisteis.
E irán estos al tormento eterno, y los justos a la vida
eterna.” Estos versículos enseñan que el fuego eterno
se relaciona al final del mundo, cuando Cristo venga, y en
el futuro, notemos que todos los verbos principales y
descriptivos están en tiempo futuro.
Ahora bien, pudiéramos
preguntar: ¿Cuándo son destruídos los impíos y dónde son
quemados? Ap. 20:11-15: “Y vi un gran trono blanco y al que
estaba sentado sobre él, de delante del cual huyó la tierra
y el cielo; y no fue hallado el lugar de ellos. Y vi a
los muertos, grandes y pequeños, que estaban ante Dios.
Y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, el
cual es de la vida. Y fueron juzgados los muertos por
las cosas que estaban escritas en los libros, según sus
obras.
Y el mar dio los
muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno dieron
los muertos que estaban en ellos; y fue hecho juicio de cada
uno según sus obras. Y el infierno y la muerte fueron
lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte
segunda."
Y el que no fue hallado
escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de
fuego.”
Los impíos van a ser
destruidos después que el Señor venga y serán destruidos en
el lago de fuego; y aun la muerte también será destruida.
2.
según la parábola, cuando Lázaro muere es llevado al
seno de Abrahán por los ángeles, pero hemos leído en Mateo,
que los ángeles llevan a los hijos de Dios al cielo cuando
Cristo venga, (Mat. 24:29-31); no nos llevan al seno de
Abrahán.
Leamos 1Tes. 4:15-17: “Por lo cual, os
decimos esto en palabra del Señor; que nosotros que vivimos,
que habremos quedado hasta la venida del Señor, no seremos
delanteros a los que durmieron. Porque el mismo Señor
con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitaran
primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que
quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las
nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre
con el Señor.”
¿Por qué
entonces dice la parábola que Lázaro fue llevado al seno de
Abrahán? Porque Jesús esta usando esto con sátira, con
sarcasmo. Según Flavio Josefo en su libro “Historia de los
Judíos”; nos dice que los judíos creían que el paraíso era
un lugar intermedio entre el cielo y la tierra, donde Dios
colocaba las almas de los buenos y los malos hasta que él
decidiera mandarlos al cielo o al infierno, o sea que el
paraíso tenia dos secciones; una sección de luz para los
buenos, que se llama seno de Abrahán. Creían que
Abrahán daba la bienvenida a sus hijos (los judíos), en el
paraíso en una forma muy parecida a la que ahora, a veces,
se representa a Pedro recibiendo a los cristianos en la
puerta del cielo.
Jesús utiliza el
concepto que ellos tenían y al final de la parábola, él les
enseña otro concepto diferente
3.
Notemos en la parábola que el Rico esta en el
infierno con todo su cuerpo.
Luc.16:23-24: “Y en el infierno alzo sus
ojos, estando en los tormentos, y vio a Abrahán de lejos, y
a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces dijo: Padre
Abrahán, ten misericordia de mi, y envía a Lázaro que moje
la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque
soy atormentado en esta llama” Tenemos un problema
aquí; cuando una persona muere, su cuerpo no va al infierno,
va a la funeraria y después al cementerio. Inclusive
después de pasar años, su cuerpo se encuentra en el
sepulcro, pero el Rico esta inmediatamente en el infierno
con su cuerpo después de morir. Quienes procuran
hallar argumentos en esta parábola para probar la doctrina
de la inmortalidad del alma, no pueden explicar por qué las
almas tienen dedos, ojos, lengua. El cuerpo de Lázaro
también estaba en la tumba, inclusive también sus dedos.
Es increíble que un espíritu desencarnado tuviera dedos (que
no debe tener), que los mojara en agua, luego tocara una
lengua inexistente de otro espíritu desencarnado.
Evidentemente, Jesús estaba narrando algo imaginario, cuyo
propósito era enseñar claramente una verdad específica en
cuanto a la relación que existe entre esta vida y la futura,
y que no tenía la intención de que sus palabras fueran
tomadas en sentido literal. El Rico, que sufre
figuradamente en el infierno, aceptaría de buena gana el
menor alivio de sus tormentos; anhela ahora una gota de agua
fresca así como Lázaro, mientras ambos vivían, deseaba los
residuos de la mesa del rico.
Si el rico tenia ojos (vers.23) y lengua de
verdad (vers.24), y Lázaro tenia dedos (vers.24), habría
entonces que afirmar que cuando mueren las personas, buenas
o malas, reciben inmediatamente lo que merecen como seres
reales, esto es, con todas las partes de su cuerpo.
Sin embargo la parábola misma enseña claramente que no
reciben su recompensa inmediatamente después de morir, pues
sus cuerpos estaban en la tumba, en donde no hay fuego.
Leamos Mat. 5:29-30: “Por tanto, si tu ojo
derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti.
Mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo
tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha
te fuere ocasión de caer, córtala, y échala de ti.
Mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo
tu cuerpo sea echado al infierno.”
¿Es en el momento de la muerte que el cuerpo
es echado en el infierno? No; es en una ocasión
futura.
4.
Leamos otra vez Lucas 16:22-23; pero vamos a leerlo
como lo interpretan las personas: “Y aconteció que murió el
mendigo, y su alma fue llevada al cielo; y murió también el
rico y fue sepultado. Y en el infierno eterno su alma
alzó los ojo, estando en los tormentos, y vio a Abrahán de
lejos, y a Lázaro en su seno.”
¿No es así como lo interpretan la mayoría de
las personas? ¡Claro que si!
Le agregan que fue el alma de Lázaro, que el
rico fue al infierno eterno, pero ¿por qué?; simplemente
porque la mayoría de las personas ya tienen ideas
preconcebidas acerca del infierno eterno y del alma
inmortal.
No hay ningún texto en las Escrituras que
indique que una persona en el cielo puede ver lo que sucede
en el mundo, ni mucho menos en el infierno.
¿Podemos creer que el cielo fuera
eternamente gozo y felicidad para una madre que tiene su
hijo en el infierno quemándose eternamente; viéndolo ella
todo el tiempo? ¿Qué clase de paraíso es ese?
Tenemos que ser honestos y justos con la palabra de Dios; no
agregarle cosas que no tiene. Dejemos que ella nos
enseñe sus verdades, no forcemos las Escrituras porque esto
es pecado contra Dios.
5.
Los judíos, de acuerdo con Flavio Josefo creían que
todos los judíos buenos iban a parar al seno de Abrahán,
contrario a lo que Jesús enseñaba que iba a pasar con los
justos en su segunda venida. Pero aquí se presenta
otro problema; ¿cuán grande es el seno de Abrahán para que
todos los judíos buenos quepan en él?
Las iglesias dicen que el seno de Abrahán
aquí es simbólico. Que seno significa pertenencia,
afecto, cercanía. Pero esto es absurdo; enseñan que el
fuego, Lázaro, el rico, todo esto es literal, pero que el
seno de Abrahán es simbólico.
Esto es una contradicción, entonces toda
esta historia tiene que ser simbólica.
6.
Notemos Luc. 16:24-31: “Entonces él, dando voces,
dijo: Padre Abrahán, ten misericordia de mi, y envía a
Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi
lengua; porque soy atormentado en esta llama. Y dijole
Abrahán: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu
vida, y Lázaro también males; mas ahora éste es consolado
aquí, y tú atormentado.
Y además de todo esto, una grande sima esta
entre nosotros y vosotros; los que quisieren pasar de aquí a
vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.
Y dijo: Ruégote pues, padre, que le envíes a
la casa de mi padre; porque tengo cinco hermanos, para que
les testifique, porque no vengan a este lugar de tormento.
Y Abrahán le dice: A Moisés y a los profetas tienen;
óiganlos.
El entonces dijo: No, padre Abrahán; mas si
alguno fuere a ellos de los muertos, se arrepentirán.
Mas Abrahán le dijo: Si no oyen a Moisés y a los
profetas, tampoco ser persuadirán, si alguno se levantare de
los muertos.”
¿Dónde quiere el rico que Abrahán envié a
Lázaro? Esta parábola es bien interesante, tantas
verdades que el Señor Jesús enseña a través de ella.
El rico, quiere que Abrahán envié a Lázaro
el muerto, a hablar con sus hermanos, lo que nos dice que el
rico creía en la inmortalidad del alma. El rico creía
que hay comunicación entre los muertos y los vivos; doctrina
que es una abominación a Dios y que es condenada
rotundamente en la palabra de Dios: “No sea hallado en ti
quien haga pasar su hijo o su hija por el fuego, ni
practicante de adivinaciones, ni agorero, ni sortílego, ni
hechicero, ni fraguador de encantamientos, ni quien pregunte
a pitón, ni mágico; ni quien pregunte a los muertos.
Porque es abominación a Jehová cualquiera que hace estas
cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios las echó de
delante de ti.” (Deut. 18:10-12).
“Y si os dijeren: Preguntad a los pitones y
a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No
consultará el pueblo a sus Dios? ¿Apelará por los vivos a
los muertos? (Isa. 8:19).
El rico cree en una falsa doctrina, una
doctrina que es contraria a lo que enseña la palabra de
Dios; pero notemos que Abrahán le responde que ellos tienen
a moisés y a los profetas; o sea ellos tienen la Biblia y es
a ella que ellos deben de escuchar, no a los muertos.
Pero el rico sigue insistiendo, dice que sus hermanos se
arrepentirán si un muerto les predica; insinúa que sus
hermanos escucharan y creerán mas en un muerto que en la
palabra de Dios. ¡Que tragedia!
El rico no acepta la decisión de Abrahán;
insinúa que sabe más que Abrahán. Es evidente que no
había aceptado que el Antiguo Testamento era una evidencia
convincente, y duda que sus cinco hermanos puedan aceptarla.
Los que dan poca importancia a los mensajes del AT harían
bien en prestar atención a la suerte del rico de esta
parábola, quien a pesar de haber tenido acceso a Moisés y a
los profetas no había sacado de ellos ningún beneficio.
La evidencia adicional que el rico exigía, reflejaba los
diversos pedidos de los escribas y los fariseos para que
Jesús les mostrara una señal. La vida, las enseñanzas
y las obras de Jesús eran una evidencia convincente de su
divinidad para todos aquellos que tuvieran motivos sinceros
(Mat. 15:21; 16:1); pero el tipo de evidencia que Jesús les
ofrecía no era el que ellos deseaban o buscaban.
Abrahán tenia el concepto claro; Abrahán
ahora corrige al rico y le muestra su error: “Si no oyen a
Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno
se levantare de los muertos.” Notemos aquí que Abrahán
no cree en la inmortalidad del alma, ni en que los muertos
pueden hablar con los vivos; Abrahán cree en la resurrección
de los muertos, porque los muertos se levantarán en la
resurrección. Tres veces en esta parábola llama el
rico “Padre” a Abrahán; y una vez Abrahán lo llama
“Hijo”. El rico profesaba que Abrahán era su “padre”;
el rico se dirige a Abrahán como si fuera Dios; pero lo
interesante es que tenía una doctrina diferente a la de
Abrahán.
El rico creía en la inmortalidad del alma y
Abrahán en la resurrección.
¿Por qué
dio Jesús esta parábola? Notemos la audiencia, las
personas que escuchaban esta parábola: “Y oían también todas
estas cosas los fariseos, los cuales eran avaros, y se
burlaban de él.” (Luc. 16:14; 15:2); los discípulos (16:1);
los publícanos y los pecadores (15:1) y un gran publico
(12:1; 14:25; 15:1) Recordemos que los judíos, según Flavio Josefo (quien nació en el año 37 de nuestra era),
“Antigüedades de los Judíos, Cáp. 18, Pág. 1, párrafo 3”,
nos dice: “Ellos creen que las almas tienen poder para
sobrevivir la muerte y que hay recompensa y castigo debajo
de la tierra para aquellos que han llevado vidas de virtud o
de iniquidad. El aprisionamiento eterno es la suerte
de loas almas malas, las almas buenas reciben una entrada
fácil a una vida nueva.” Esto es exactamente lo que
Jesús describe en la parábola del Rico y Lázaro.
Jesús
empieza esta parábola con la lección que ha presentado en la
parábola de mayordomo infiel (Cáp. 16:1-12): que la manera
como se usan las oportunidades en esta vida determinara el
destino futuro. Esta parábola había sido especialmente
dirigida a los discípulos; pero en el vers. 9 Jesús se
dirige a los fariseos presentes. Estos, sin embargo,
se negaron a aceptar las enseñanzas de Jesús acerca de la
mayordomía y se burlaron de él (vers. 14). Jesús
entonces destacó que era posible que fueran honrados por los
hombres, pero que Dios leía su corazón como un libro
abierto. Habían tenido suficiente luz, por mucho
tiempo habían gozado de la enseñanza de la ley y de los
profetas, y desde el ministerio de Juan la luz adicional del
Evangelio les había sido dada.
En los
vers. 17-18 Jesús afirma que los principios expuestos en “la
ley” son inmutables, puesto que Dios no cambia, y da un
ejemplo de esta sublime verdad. Y a continuación
presenta la parábola del rico y Lázaro para mostrar que el
destino se decide en esta vida de acuerdo al uso de los
privilegios y oportunidades que se tengan.
Jesús estaba hablando a
la gente de acuerdo con lo que ella conocía. Muchos de
los presentes, sin tener el menor apoyo del AT, habían
llegado a creer en la doctrina de que los muertos están
conscientes entre la muerte y la resurrección. Esta
falsa creencia, que no aparece en el AT (ni tampoco en el
NT), impregnaba, en general, la literatura judía posterior
al exilio, y como muchas otras creencias tradicionales se
había convertido en parte del judaísmo en el tiempo de
Jesús. En esta parábola Jesús sencillamente se valió
de una creencia popular para presentar con claridad una
importante lección que deseaba inculcar en sus oyentes.
También debe señalarse
que en la parábola anterior (la del mayordomo infiel; (Luc.16:1-12); Jesús ni había aprobado ni condenado la mala
acción del mayordomo, aunque su conducta fue el punto
central del relato.
Hemos
establecido que en la parábola no aparecen las palabras alma
inmortal, fuego eterno; y por lo tanto no apoya la idea de
la inmortalidad del alma, del infierno eterno, o que cuando
una persona muere va directo al cielo o al infierno; por el
contrario, Jesús establece que tanto el rico como Lázaro al
morir fueron cada uno a su destino con su cuerpo entero,
establece sencillamente que el rico es recompensado en el
fuego, no dice cuando fue, ni que tiempo durará allí.
Pero Jesús dice en el
versículo 31: “Mas Abrahán le dijo: Si no oyen a Moisés y a
los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare
de los muertos.”; a través de Abrahán, les está enseñando la
doctrina de la resurrección, usando para ello la propia
historia de los judíos.
¿A quien
representa el rico? Al leer los versos 19-29, se
deduce que el rico representa a los judíos, específicamente
a los fariseos. El hombre rico está vestido de púrpura
y lino, como se vestían los fariseos; el rico llamaba a
Abrahán “padre”, y los judíos, especialmente los fariseos
llamaban “padre” a Abrahán: “Respondieron y dijéronle:
Nuestro padre es Abrahán. Diceles Jesús: Si fuerais
hijos de Abrahán, las obras de Abrahán haríais.” (Ju. 8:39).
Los judíos lo tenían todo: La Ley, el Templo, Moisés, los
profetas, el Sacerdocio, todo, eran ricos.
¿A quien
representa Lázaro? Lázaro representa a los gentiles,
que no tenían la ley, ni los escritos de Moisés, ni a los
profetas, ni el templo, etc.
Los judíos desdeñaban a
los gentiles, pensaban que ellos estaban destituidos de la
gracia de Dios y los llamaban con epítetos despectivos:
perros, cerdos, piedras, etc.
“No deis lo santo a los
perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no
sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen.” (Mat.
7:6); “El respondiendo dijo: No soy enviado sino a las
ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella
vino y se postró ante él, diciendo: Señor, socórreme!
Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los
hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí
Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen
de la mesa de sus amos. Entonces respondiendo Jesús,
dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como
quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.”
(Mat. 15:21-28). Fijémonos aquí, que Jesús le llama cerda y
perra a esta mujer. Al estudiar el contexto de estos
versículos se entiende que Jesús se desvió de su camino
exclusivamente para encontrarse con esta mujer. Al
principio no le presta atención y luego parece que la
insulta pero esto él lo hace para probar la fe de los
discípulos y enseñarles que Dios no hace acepción de
personas, pues los mismos discípulos hubieran tratado a esta
mujer de peor forma ya que ella no era judía, y Jesús usa
los epítetos que ellos le atribuían a los gentiles.
“Y no
penséis decir dentro de vosotros mismos; A Abrahán tenemos
por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar
hijos a Abrahán aun de estas piedras. Y ya también el
hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo
árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.”
(Mat. 3:9-10). No pensemos que Jesús se estaba
refiriendo a piedras literales, si fuera así la enseñanza no
tendría base alguna. Jesus se estaba refiriendo a los
gentiles.
Los judíos que
escuchaban esta parábola, al igual que el hombre rico se
decían ser hijos de Abrahán y que los gentiles eran mas
bajos que ellos, pero notemos en la parábola que aparte de
Jesús enseñarles la doctrina bíblica de la resurrección,
también le enseña que es el que hace la voluntad de Dios el
que heredará el reino de Dios.
Lázaro termina donde
los judíos y el hombre rico pensaban que el rico iría; al
seno de Abrahán; y el rico termina donde los judíos pensaban
que iba a terminar Lázaro.
“Y os digo
que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se
sentaron con Abrahán e Isaac y Jacob en el reino de los
cielos; mas los hijos de reino serán echados a las tinieblas
de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.” (Mat.
8:11-12).
Estos versículos son
muy significativos, Jesús les dice a aquí sus oyentes,
que se consideraban la mayoría de ellos hijos de Abrahán,
que muchos de todo el mundo se sentarán con los patriarcas
“en el reino de los cielos” no en el seno de Abrahán.
Ahora
bien, recordemos que ésta es la única parábola que emplea un
nombre propio “Lázaro”, y volvamos a leer el versículo 31
“Mas Abraham les dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas,
tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los
muertos.”
¿De qué ellos no se van
a persuadir aunque uno de los muertos se levantare?
¡De que
Jesús es el Mesías!
Pocas semanas después
de Jesús decir esta parábola, Jesús resucita a un hombre
llamado Lázaro. ¡ Increíble! Jesús quería conectar
esta parábola con la resurrección de Lázaro, y esta es la
razón por la cual Jesús usa un nombre propio en esta
parábola.
“Y
habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!
Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con
vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los
judíos que habían venido para acompañar a Maria, y vieron lo
que hizo Jesús, creyeron en él.
Pero algunos de ellos
fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había
hecho. Entonces los principales sacerdotes y los fariseos
reunieron al concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque
este hombre hace muchas señales. Si le dejamos así,
todos creerán en él y vendrán los romanos, y destruirán
nuestro lugar santo y nuestra nación. Entonces Caifás, uno de
ellos , sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no
sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera
por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto
no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote
aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la
nación.”(Ju. 11:43-51)
¡Qué
maravillosa es la Palabra de Dios! Cuando estudiamos la
Santa Biblia con el deseo de aprender la voluntad de Dios;
ésta se nos abre y nos regala sus santos tesoros.
Esta
parábola no sólo es una enseñanza de Jesús acerca del
verdadero estado de los muertos al morir y de la doctrina
bíblica de la resurrección de los muertos; sino también una
profecía de cómo los dirigentes religiosos iban a reaccionar
frente a Jesús.
Lázaro fue levantado de
los muertos, fue y predicó a los cinco hermanos del hombre
rico, ya que aparte de los fariseos (representados por el
hombre rico en la parábola), en los tiempos de Jesús habían
cinco diferentes sectas judías: Esenios, Escribas,
Herodianos, Saduceos y Zelotes. Todas eran judías pero
tenían doctrinas y creencias diferentes; todas se odiaban,
pero lo más interesante es que todas las sectas y sus
líderes religiosos se unieron para matar a Jesús. Como
decíamos anteriormente, Lázaro fue y le predicó a los cinco
hermanos del hombre rico, y como lo profetizó Jesús en esta
parábola: “Tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare
de los muertos.”
Por el
contrario, la resurrección de Lázaro marca el destino de
Jesús, porque no solamente no se persuaden de que Jesús es
el Mesías, sino también que lo condenan a muerte e inclusive
al mismo Lázaro también: “Gran multitud de los judíos
supieron entonces que él estaba allí, y vinieron, no
solamente por causa de Jesús, sino también para ver a
Lázaro, a quien había resucitado de los muertos. Pero los
principales sacerdotes acordaron dar muerte también a
Lázaro. Porque a causa de él muchos de los judíos se
apartaban y creían en Jesús.” (Ju. 12:9-11)
"Y
limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos, y la muerte
no será más. Y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor,
porque las primeras cosas son pasadas. Y el que estaba
sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nueva todas las
cosas. Y me dijo: Escribe, porque estas palabras son fieles
y verdaderas." (Ap. 21:4-5).
¡Que
versículos mas conmovedores! La Santa Biblia nos dice
que al final nuestro Dios eliminará el sufrimiento para
siempre, que ya no habrá mas dolor ni tristeza ni llanto.
porque nuestro Creador hará nuevas "todas" las cosas. Sin
embargo, los que toman esta parábola para torcerla y enseñar
que hay un infierno eterno, colocan a Dios como mentiroso.
Si tomamos como literal esta parábola, entonces no sólo
existe un "infierno eterno", sino también que los salvados
podrán ver a los perdidos quemándose en el fuego. Entonce
Dios "miente" al decir que no habrá más llanto, ni clamor,
ni dolor; porque en el infierno siempre habrá llanto, clamor
y dolor.
Si esto
fuera así inclusive en el cielo, entre los redimidos y
salvos habría dolor. Imaginemos a una madre en el
cielo, disfrutando de la presencia de Dios. Pero su hijo,
está en el "infierno eterno", quemándose día y noche, sin
descanso ni paz; y ella mira desde el cielo y ve a su hijo
en "llamas eternas" sufriendo; ¿podrá ella tener gozo en el
cielo? ¿irá ella al Santuario Celestial y adorar y
decir que Dios es amor? La Biblia nos enseña que el
pecado será eliminado para siempre, y que no se levantará
más; pero si hay un "infierno eterno", donde los pecadores
se están quemando "eternamente" sin morir, entonces el
pecado existirá eternamente.
Hablando
de Satanás las Escrituras nos dicen que él será destruído
para siempre: "Con la multitud de tus maldades, y con la
iniquidad de tu contratación ensuciaste tu santuario; yo
pues saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y
púsete en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que
te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos,
se maravillarán sobre ti. En espanto serás, y para siempre
dejarás de ser." (Ez. 28:18-18).
"Porque
he aquí, viene el día ardiente como un horno ; y todos los
soberbios, y todos los que hacen maldad, serán estopa; y
aquel día que vendrá, los abrasará, ha dicho Jehová de los
ejércitos, el cual no les dejará ni raíz ni rama." (Mal.
4:1-2).
Dios
destruirá para siempre al originador del pecado: Satanas; y
a todos los pecadores y hasta las obras de sus manos.
Entonces el pecado para siempre jamás se levantará, y en
verdad ya no habrá más llanto ni dolor.
Esta
parábola enseña verdades eternas, verdades importantes no
sólo acerca de la doctrina de la resurrección y de que
nuestro destino eterno se decide en esta vida; también nos
enseña que Jesús tuvo que luchar en contra de falsas
doctrinas en su tiempo, que no estaban de acuerdo con las
Santas Escrituras. Nos enseña de que al igual que hoy, en
los tiempos de Jesús habían muchas religiones con doctrinas
muy diferentes y que sus miembros se odiaban los unos a los
otros, pero todos decían que eran judíos y que eran el
verdadero pueblo de Dios. Al igual que hoy, hay muchas
religiones, todas con diferentes doctrinas, profesando ser
cristianas y ser la verdadera iglesia de Dios. Pero hoy
también Jesús nos dice al igual que a los judios que
tenemos que escuchar a “Moisés y a los Profetas” o sea
la Santa Biblia, ella y sólo ella. En esta parábola la
Biblia nos enseña verdades muy diferentes a lo que enseñan
los dirigentes religiosos modernos.
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domingo, 2 de noviembre de 2014
EL RICO Y LAZARO
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