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EL RICO Y LAZARO

El Estado de los Muertos
Un Estudio acerca de la inmortalidad del Alma y textos difĂ­ciles de la Biblia
EL RICO Y LAZARO
   La historia del Rico y Lázaro, es una de las historias mas tergiversada de las Escrituras.  Es utilizada para apoyar, no sĂłlo la doctrina de la inmortalidad del alma, de que los muertos no están muertos y que pueden comunicarse con los vivos, de que recibimos nuestra recompensa al instante de morir; sino tambiĂ©n, de que hay un infierno eterno donde las almas de los penitentes está sufriendo eternamente.
  Esta historia se encuentra registrada en el libro de Lucas y el capitulo diecisĂ©is.
  Esta historia es una parábola.  Una parábola, es una narraciĂłn cuyo principal propĂłsito es enseñar una verdad; pero que literariamente hablando es una alegorĂ­a o sucesiĂłn de metáforas.  Muchas de las parábolas de Cristo fueron tan breves que pueden considerarse como metáforas o proverbios.  Una parábola es en los Evangelios una narraciĂłn “colocada al lado de” cierta verdad espiritual con el fin de hacer una “comparaciĂłn”.  Las parábolas de nuestro Señor se basaban, por lo general, en hechos comunes de la vida diaria familiar de sus oyentes, y con frecuencia se trataba de hechos especĂ­ficos que acababan de ocurrir, o de algo que los oyentes podĂ­an ver en ese momento.
La narraciĂłn era simple y breve, y por lo genera su conclusiĂłn era tan obvia que no admitĂ­a confusiones (Mat. 21:40-41); y se colocaba paralelamente la verdad espiritual con el propĂłsito de ilustrar a Ă©sta. La parábola se convertĂ­a asĂ­ en un puente por el cual los oyentes podĂ­an ser conducidos hacia la comprensiĂłn y apreciaciĂłn de esa verdad.  La narraciĂłn comenzaba al nivel de los oyentes, y JesĂşs dirigĂ­a los pensamientos hacia donde Ă©l querĂ­a valiĂ©ndose de un medio agradable y familiar.  Era una ventana a travĂ©s de la cual el alma podĂ­a contemplar perspectivas de una verdad celestial.
   Por medio de parábolas JesĂşs (1) despertaba el interĂ©s , la atenciĂłn y las preguntas; (2) enseñaba verdades desagradables sin despertar prejuicios; (3) eludĂ­a a los espĂ­as que lo perseguĂ­an implacablemente; (4) creaba en la mente de sus oyentes impresiones duraderas que se renovarĂ­an e intensificarĂ­an cuando viera nuevamente las escenas presentadas en la parábola o pensaran en ellas; (5) convertĂ­a la naturaleza en un instrumento para conocer a Dios.  Las parábolas revelaban la verdad a los que querĂ­an recibirla, y, a veces, la ocultaba a otros.
   SegĂşn muchas iglesias, Ă©sta no es una parábola, sino una historia real; y para demostrar esto, se basan en varios argumentos:
1.      Las parábolas de JesĂşs, siempre comienzan con una comparaciĂłn, por ejemplo:
Y dijo: ¿A quĂ© es semejante el reino de Dios, y a quĂ© le compararĂ©?(Luc.13:18). O con la expresiĂłn: “Y dijo esta parábola:(Luc.13:6)
Pero, la historia del Rico y Lázaro, no comienza de esta forma, por eso, debe de ser real;  porque la parábola empieza: “HabĂ­a un hombre rico….” (Luc.16:19)
    Pero, creer que esto fue una historia real, por el hecho de que no comienza de cierta forma, nos presenta un gran problema.  En el capitulo 15, en la primera parte, hay dos historias, que comienzan de la misma manera que la parábola del Rico y Lázaro, y claramente Ă©stas son parábolas.  Notemos:
  “Y dijo: Un hombre tenĂ­a dos hijos….” (Luc.15:11); esta es la parábola del Hijo Prodigo, la cual, todas las iglesias concuerdan que es una parábola, y sin embargo, no comienza diciendo “¿A quĂ© compararĂ© el reino de Dios? o “les dijo una parábola”.
El otro ejemplo lo estemos en Luc.16:1 Y dijo tambiĂ©n a sus discĂ­pulos: HabĂ­a un hombre rico….”.  Notemos que tambiĂ©n esta parábola comienza de una forma diferente.
   Esto demuestra que el argumento de que la parábola del Rico y Lázaro es una historia real, porque no comienza con las frases en cuestiĂłn, no tiene validez bĂ­blica.
2.      La parábola del Rico y Lázaro, es la Ăşnica parábola que utiliza un nombre propio, lo cual, es una prueba de que es en realidad una historia real.  Este es el otro argumento que las iglesias usan para tratar de demostrar que esto no es una parábola; sino una historia real.
Es verdad que Ă©sta es la Ăşnica parábola que usa un nombre propio, el nombre de Lázaro, pero, hay una razĂłn por la cual JesĂşs usĂł un nombre propio en esta parábola, y al final de nuestro estudio veremos el  porque.
   Esta parábola no fue inventada por JesĂşs.  Esta documentado histĂłricamente, que los judĂ­os en los tiempos de JesĂşs, tenĂ­an muchas parábolas, e inclusive JesĂşs utilizĂł muchas de ellas para enseñar lo contrario a lo que ellos creĂ­an, y la parábola del Rico y Lázaro es uno de estos casos.  JoaquĂ­n JeremĂ­as, el mundialmente reconocido experto de las parábolas de JesĂşs, en su libro “Las Parábolas de JesĂşs” y las Págs. 183-185, establece que los judĂ­os tenĂ­an una historia muy similar a la que aparece en Lucas 16.
Veamos un ejemplo de una de estas parábolas que los judíos tenían en los tiempos de Jesús; y que esta bien documentada históricamente y observemos como Jesús utiliza esta misma parábola para enseñar una lección muy diferente a la que los judíos creían.
   “¿A quĂ© compararemos este asunto?  Es como un rey que contratĂł muchos obreros y junto a ellos se hallaba un obrero que habĂ­a trabajado para el rey por muchos dĂ­as.
Todos los obreros fueron a recibir sus salarios del dĂ­a, y este obrero especial fue tambiĂ©n. El rey le dijo a este obrero especial, yo te recompensarĂ© mas a ti, los otros que han trabajado poco para mi, recibirán poca paga, pero tĂş una recompensa grande.”
   ¿Le parece esta historia familiar?  ¿A quĂ© parábola de JesĂşs se asemeja Ă©sta?
Esta parábola se asemeja bastante a la parábola de JesĂşs de los obreros y la viña, donde todos los obreros, aunque comienzan a trabajar a diferentes horas para el dueño de la viña, todos al final reciben la misma paga o recompensa.  Esta parábola de JesĂşs es muy similar a la de los fariseos pero el fin es muy diferente.
Los judĂ­os interpretaban que los israelitas y los gentiles, fueron a buscar sus salarios delante de Dios, y que Dios les dice a los israelitas: mis hijos, yo los favorecerĂ© mucho a ustedes, los demás pueblos han hecho muy poco por mĂ­ y recibirán poco; pero ustedes recibirán una recompensa grande.  Tanto se dice yo los favorecerĂ© a ustedes. (Lev.26:9).
   Notemos que este es un fin lĂłgico de la parábola, porque el que trabaja mas, y por mas tiempo, debe de recibir mas; pero, ¿cĂłmo termina JesĂşs esta misma parábola?  JesĂşs les enseña que no importa que ellos hayan sido llamados primero, en el plan de Dios todos recibirán la misma recompensa, pues el pago no está basado en las obras; sino en la bondad y la gracia de Dios.  JesĂşs tomaba las parábolas de los judĂ­os y les daba un giro de 180 grados, para enseñar la doctrina del plan de salvaciĂłn.
   Hay varias razones por las cuales esta parábola no puede ser literal, no es un relato histĂłrico real y por lo tanto, no puede tomarse como base para apoyar ninguna doctrina bĂ­blica; ni mucho menos que los muertos pueden comunicarse con los vivos, o la doctrina del infierno eterno.
1.      En esta parábola se da la impresiĂłn de que el Rico se fue al infierno y Lázaro al seno de Abrahán, segĂşn la parábola ellos recibieron su recompensa cuando murieron, pero en toda la Biblia, vemos que el hombre recibe su recompensa en la segunda venida de Cristo JesĂşs.  Esta es la Ăşnica excepciĂłn en toda la Biblia donde se menciona el fuego eterno cuando una persona muere, cuando la Biblia siempre relaciona el fuego eterno con el retorno de Cristo en su segunda venida:
Mat. 13:37-43: “Y respondiendo Ă©l, les dijo: El que siembra la buena simiente es el Hijo del Hombre.  El campo es el mundo, la buena simiente son los hijos del reino, la cizaña son los hijos del malo; el enemigo que la sembrĂł es el diablo, la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.  De manera que como es arrancada la cizaña, y quemada al fuego, asĂ­ será en el fin de este siglo.
Enviará el Hijo del Hombre sus ángeles, y juntaran de su reino todos los escándalos, y los que hacen iniquidad, y los echaran en el horno de fuego; allĂ­ será el lloro y el crujir de dientes.”
 
   Vemos claramente aquĂ­, que el fuego esta relacionado con la segunda venida de Cristo, y que la “siega” o recompensa se dará cuando Ă©l venga.  Leamos tambiĂ©n Mat. 25:31-31:
Y cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con Ă©l, entonces se sentara sobre el trono de su gloria. Y serán reunidas delante de Ă©l todas las gentes; y los apartara los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.”  Es patente en estos versĂ­culos que la recompensa es cuando Cristo se siente en su trono; no cuando la persona muere.  Leamos ahora los versĂ­culos 41-46:
“Entonces dirá tambiĂ©n a los que estarán a la izquierda:  Apartaos de mi, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recibisteis; desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.
Entonces tambiĂ©n ellos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuando te vimos hambriento, o sediento, o forastero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?
Entonces les responderá, diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos pequeñitos, ni a mi lo hicisteis.  E irán estos al tormento eterno, y los justos a la vida eterna.”  Estos versĂ­culos enseñan que el fuego eterno se relaciona al final del mundo, cuando Cristo venga, y en el futuro, notemos que todos los verbos principales y descriptivos están en tiempo futuro.
Ahora bien, pudiĂ©ramos preguntar: ¿Cuándo son destruĂ­dos los impĂ­os y dĂłnde son quemados? Ap. 20:11-15:Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre Ă©l, de delante del cual huyĂł la tierra y el cielo; y no fue hallado el lugar de ellos.  Y vi a los muertos, grandes y pequeños, que estaban ante Dios.  Y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, el cual es de la vida.  Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, segĂşn sus obras.
Y el mar dio los muertos que estaban en Ă©l; y la muerte y el infierno dieron los muertos que estaban en ellos; y fue hecho juicio de cada uno segĂşn sus obras.  Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego.  Esta es la muerte segunda."
Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de fuego.”
Los impíos van a ser destruidos después que el Señor venga y serán destruidos en el lago de fuego; y aun la muerte también será destruida.
2.      segĂşn la parábola, cuando Lázaro muere es llevado al seno de Abrahán por los ángeles, pero hemos leĂ­do en Mateo, que los ángeles llevan a los hijos de Dios al cielo cuando Cristo venga, (Mat. 24:29-31); no nos llevan al seno de Abrahán.
Leamos 1Tes. 4:15-17: “Por lo cual, os decimos esto en palabra del Señor; que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no seremos delanteros a los que durmieron.  Porque el mismo Señor con aclamaciĂłn, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitaran primero.  Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y asĂ­ estaremos siempre con el Señor.”
   ¿Por quĂ© entonces dice la parábola que Lázaro fue llevado al seno de Abrahán?  Porque JesĂşs esta usando esto con sátira, con sarcasmo. SegĂşn Flavio Josefo en su libro “Historia de los JudĂ­os”; nos dice que los judĂ­os creĂ­an que el paraĂ­so era un lugar intermedio entre el cielo y la tierra, donde Dios colocaba las almas de los buenos y los malos hasta que Ă©l decidiera mandarlos al cielo o al infierno, o sea que el paraĂ­so tenia dos secciones; una secciĂłn de luz para los buenos, que se llama seno de Abrahán.  CreĂ­an que Abrahán daba la bienvenida a sus hijos (los judĂ­os), en el paraĂ­so en una forma muy parecida a la que ahora, a veces, se representa a Pedro recibiendo a los cristianos en la puerta del cielo.
Jesús utiliza el concepto que ellos tenían y al final de la parábola, él les enseña otro concepto diferente
3.      Notemos en la parábola que el Rico esta en el infierno con todo su cuerpo.
Luc.16:23-24: “Y en el infierno alzo sus ojos, estando en los tormentos, y vio a Abrahán de lejos, y a Lázaro en su seno. Entonces Ă©l, dando voces dijo: Padre Abrahán, ten misericordia de mi, y envĂ­a a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama”  Tenemos un problema aquĂ­; cuando una persona muere, su cuerpo no va al infierno, va a la funeraria y despuĂ©s al cementerio.  Inclusive despuĂ©s de pasar años, su cuerpo se encuentra en el sepulcro, pero el Rico esta inmediatamente en el infierno con su cuerpo despuĂ©s de morir.  Quienes procuran hallar argumentos en esta parábola para probar la doctrina de la inmortalidad del alma, no pueden explicar por quĂ© las almas tienen dedos, ojos, lengua.  El cuerpo de Lázaro tambiĂ©n estaba en la tumba, inclusive tambiĂ©n sus dedos.  Es increĂ­ble que un espĂ­ritu desencarnado tuviera dedos (que no debe tener), que los mojara en agua, luego tocara una lengua inexistente de otro espĂ­ritu desencarnado.  Evidentemente, JesĂşs estaba narrando algo imaginario, cuyo propĂłsito era enseñar claramente una verdad especĂ­fica en cuanto a la relaciĂłn que existe entre esta vida y la futura, y que no tenĂ­a la intenciĂłn de que sus palabras fueran tomadas en sentido literal.  El Rico, que sufre figuradamente en el infierno, aceptarĂ­a de buena gana el menor alivio de sus tormentos; anhela ahora una gota de agua fresca asĂ­ como Lázaro, mientras ambos vivĂ­an, deseaba los residuos de la mesa del rico.
Si el rico tenia ojos (vers.23) y lengua de verdad (vers.24), y Lázaro tenia dedos (vers.24), habrĂ­a entonces que afirmar que cuando mueren las personas, buenas o malas, reciben inmediatamente lo que merecen como seres reales, esto es, con todas las partes de su cuerpo.  Sin embargo la parábola misma enseña claramente que no reciben su recompensa inmediatamente despuĂ©s de morir, pues sus cuerpos estaban en la tumba, en donde no hay fuego.
Leamos Mat. 5:29-30: “Por tanto, si tu ojo derecho te fuere ocasiĂłn de caer, sácalo, y Ă©chalo de ti.  Mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.  Y si tu mano derecha te fuere ocasiĂłn de caer, cĂłrtala, y Ă©chala de ti.  Mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.”
¿Es en el momento de la muerte que el cuerpo es echado en el infierno?  No; es en una ocasiĂłn futura.
4.      Leamos otra vez Lucas 16:22-23; pero vamos a leerlo como lo interpretan las personas: “Y aconteciĂł que muriĂł el mendigo, y su alma fue llevada al cielo; y muriĂł tambiĂ©n el rico y fue sepultado.  Y en el infierno eterno su alma alzĂł los ojo, estando en los tormentos, y vio a Abrahán de lejos, y a Lázaro en su seno.”
¿No es asĂ­ como lo interpretan la mayorĂ­a de las personas?  ¡Claro que si!
Le agregan que fue el alma de Lázaro, que el rico fue al infierno eterno, pero ¿por quĂ©?; simplemente porque la mayorĂ­a de las personas ya tienen ideas preconcebidas acerca del infierno eterno y del alma inmortal.
No hay ningĂşn texto en las Escrituras que indique que una persona en el cielo puede ver lo que sucede en el mundo, ni mucho menos en el infierno.
¿Podemos creer que el cielo fuera eternamente gozo y felicidad para una madre que tiene su hijo en el infierno quemándose eternamente; viĂ©ndolo ella todo el tiempo?  ¿QuĂ© clase de paraĂ­so es ese?  Tenemos que ser honestos y justos con la palabra de Dios; no agregarle cosas que no tiene.  Dejemos que ella nos enseñe sus verdades, no forcemos las Escrituras porque esto es pecado contra Dios.
5.      Los judĂ­os, de acuerdo con Flavio Josefo creĂ­an que todos los judĂ­os buenos iban a parar al seno de Abrahán, contrario a lo que JesĂşs enseñaba que iba a pasar con los justos en su segunda venida.  Pero aquĂ­ se presenta otro problema; ¿cuán grande es el seno de Abrahán para que todos los judĂ­os buenos quepan en Ă©l?
Las iglesias dicen que el seno de Abrahán aquĂ­ es simbĂłlico.  Que seno significa pertenencia, afecto, cercanĂ­a.  Pero esto es absurdo; enseñan que el fuego, Lázaro, el rico, todo esto es literal, pero que el seno de Abrahán es simbĂłlico.
Esto es una contradicciĂłn, entonces toda esta historia tiene que ser simbĂłlica. 
6.      Notemos Luc. 16:24-31: “Entonces Ă©l, dando voces, dijo: Padre Abrahán, ten misericordia de mi, y envĂ­a a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.  Y dijole Abrahán: Hijo, acuĂ©rdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro tambiĂ©n males; mas ahora Ă©ste es consolado aquĂ­, y tĂş atormentado.
Y además de todo esto, una grande sima esta entre nosotros y vosotros; los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.
Y dijo: RuĂ©gote pues, padre, que le envĂ­es a la casa de mi padre; porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, porque no vengan a este lugar de tormento.  Y Abrahán le dice:  A MoisĂ©s y a los profetas tienen; Ăłiganlos. 
El entonces dijo: No, padre Abrahán; mas si alguno fuere a ellos de los muertos, se arrepentirán.  Mas Abrahán le dijo:  Si no oyen a MoisĂ©s y a los profetas, tampoco ser persuadirán, si alguno se levantare de los muertos.” 
¿DĂłnde quiere el rico que Abrahán enviĂ© a Lázaro?  Esta parábola es bien interesante, tantas verdades que el Señor JesĂşs enseña a travĂ©s de ella.
El rico, quiere que Abrahán enviĂ© a Lázaro el muerto, a hablar con sus hermanos, lo que nos dice que el rico creĂ­a en la inmortalidad del alma.  El rico creĂ­a que hay comunicaciĂłn entre los muertos y los vivos; doctrina que es una abominaciĂłn a Dios y que es condenada rotundamente en la palabra de Dios: “No sea hallado en ti quien haga pasar su hijo o su hija por el fuego, ni practicante de adivinaciones, ni agorero, ni sortĂ­lego, ni hechicero, ni fraguador de encantamientos, ni quien pregunte a pitĂłn, ni mágico; ni quien pregunte a los muertos.  Porque es abominaciĂłn a Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios las echĂł de delante de ti.” (Deut. 18:10-12).
“Y si os dijeren: Preguntad a los pitones y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a sus Dios? ¿Apelará por los vivos a los muertos? (Isa. 8:19).
El rico cree en una falsa doctrina, una doctrina que es contraria a lo que enseña la palabra de Dios; pero notemos que Abrahán le responde que ellos tienen a moisĂ©s y a los profetas; o sea ellos tienen la Biblia y es a ella que ellos deben de escuchar, no a los muertos.  Pero el rico sigue insistiendo, dice que sus hermanos se arrepentirán si un muerto les predica; insinĂşa que sus hermanos escucharan y creerán mas en un muerto que en la palabra de Dios.  ¡Que tragedia! 
El rico no acepta la decisiĂłn de Abrahán; insinĂşa que sabe más que Abrahán.  Es evidente que no habĂ­a aceptado que el Antiguo Testamento era una evidencia convincente, y duda que sus cinco hermanos puedan aceptarla.  Los que dan poca importancia a los mensajes del AT harĂ­an bien en prestar atenciĂłn a la suerte del rico de esta parábola, quien a pesar de haber tenido acceso a MoisĂ©s y a los profetas no habĂ­a sacado de ellos ningĂşn beneficio.  La evidencia adicional que el rico exigĂ­a, reflejaba los diversos pedidos de los escribas y los fariseos para que JesĂşs les mostrara una señal.  La vida, las enseñanzas y las obras de JesĂşs eran una evidencia convincente de su divinidad para todos aquellos que tuvieran motivos sinceros (Mat. 15:21; 16:1); pero el tipo de evidencia que JesĂşs les ofrecĂ­a no era el que ellos deseaban o buscaban.
Abrahán tenia el concepto claro; Abrahán ahora corrige al rico y le muestra su error: “Si no oyen a MoisĂ©s y a los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos.”  Notemos aquĂ­ que Abrahán no cree en la inmortalidad del alma, ni en que los muertos pueden hablar con los vivos; Abrahán cree en la resurrecciĂłn de los muertos, porque los muertos se levantarán en la resurrecciĂłn.  Tres veces en esta parábola llama el rico “Padre” a Abrahán; y una vez Abrahán  lo llama “Hijo”.  El rico profesaba que Abrahán era su “padre”; el rico se dirige a Abrahán como si fuera Dios; pero lo interesante es que tenĂ­a una doctrina diferente a la de Abrahán.
El rico creía en la inmortalidad del alma y Abrahán en la resurrección.
   ¿Por quĂ© dio JesĂşs esta parábola?  Notemos la audiencia, las personas que escuchaban esta parábola: “Y oĂ­an tambiĂ©n todas estas cosas los fariseos, los cuales eran avaros, y se burlaban de Ă©l.” (Luc. 16:14; 15:2); los discĂ­pulos (16:1); los publĂ­canos y los pecadores (15:1) y un gran publico (12:1; 14:25; 15:1) Recordemos que los judĂ­os, segĂşn Flavio Josefo (quien naciĂł en el año 37 de nuestra era), “AntigĂĽedades de los JudĂ­os, Cáp. 18, Pág. 1, párrafo 3”, nos dice: “Ellos creen que las almas tienen poder para sobrevivir la muerte y que hay recompensa y castigo debajo de la tierra para aquellos que han llevado vidas de virtud o de iniquidad.  El aprisionamiento eterno es la suerte de loas almas malas, las almas buenas reciben una entrada fácil a una vida nueva.”  Esto es exactamente lo que JesĂşs describe en la parábola del Rico y Lázaro.
   JesĂşs empieza esta parábola con la lecciĂłn que ha presentado en la parábola de mayordomo infiel (Cáp. 16:1-12): que la manera como se usan las oportunidades en esta vida determinara el destino futuro.  Esta parábola habĂ­a sido especialmente dirigida a los discĂ­pulos; pero en el vers. 9 JesĂşs se dirige a los fariseos presentes.  Estos, sin embargo, se negaron a aceptar las enseñanzas de JesĂşs acerca de la mayordomĂ­a y se burlaron de Ă©l (vers. 14).  JesĂşs entonces destacĂł que era posible que fueran honrados por los hombres, pero que Dios leĂ­a su corazĂłn como un libro abierto.  HabĂ­an tenido suficiente luz, por mucho tiempo habĂ­an gozado de la enseñanza de la ley y de los profetas, y desde el ministerio de Juan la luz adicional del Evangelio les habĂ­a sido dada.
   En los vers. 17-18 JesĂşs afirma que los principios expuestos en “la ley” son inmutables, puesto que Dios no cambia, y da un ejemplo de esta sublime verdad.  Y a continuaciĂłn presenta la parábola del rico y Lázaro para mostrar que el destino se decide en esta vida de acuerdo al uso de los privilegios y oportunidades que se tengan.
JesĂşs estaba hablando a la gente de acuerdo con lo que ella conocĂ­a.  Muchos de los presentes, sin tener el menor apoyo del AT, habĂ­an llegado a creer en la doctrina de que los muertos están conscientes entre la muerte y la resurrecciĂłn.  Esta falsa creencia, que no aparece en el AT (ni tampoco en el NT), impregnaba, en general, la literatura judĂ­a posterior al exilio, y como muchas otras creencias tradicionales se habĂ­a convertido en parte del judaĂ­smo en el tiempo de JesĂşs.  En esta parábola JesĂşs sencillamente se valiĂł de una creencia popular para presentar con claridad una importante lecciĂłn que deseaba inculcar en sus oyentes. 
También debe señalarse que en la parábola anterior (la del mayordomo infiel; (Luc.16:1-12); Jesús ni había aprobado ni condenado la mala acción del mayordomo, aunque su conducta fue el punto central del relato.
  Hemos establecido que en la parábola no aparecen las palabras alma inmortal, fuego eterno; y por lo tanto no apoya la idea de la inmortalidad del alma, del infierno eterno, o que cuando una persona muere va directo al cielo o al infierno; por el contrario, JesĂşs establece que tanto el rico como Lázaro al morir fueron cada uno a su destino con su cuerpo entero, establece sencillamente que el rico es recompensado en el fuego, no dice cuando fue, ni que tiempo durará allĂ­.
Pero JesĂşs dice en el versĂ­culo 31: “Mas Abrahán le dijo: Si no oyen a MoisĂ©s y a los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos.”; a travĂ©s de Abrahán, les está enseñando la doctrina de la resurrecciĂłn, usando para ello la propia historia de los judĂ­os.
   ¿A quien representa el rico?  Al leer los versos 19-29, se deduce que el rico representa a los judĂ­os, especĂ­ficamente a los fariseos.  El hombre rico está vestido de pĂşrpura y lino, como se vestĂ­an los fariseos; el rico llamaba a Abrahán “padre”, y los judĂ­os, especialmente los fariseos llamaban “padre” a Abrahán: “Respondieron y dijĂ©ronle: Nuestro padre es Abrahán.  Diceles JesĂşs: Si fuerais hijos de Abrahán, las obras de Abrahán harĂ­ais.” (Ju. 8:39).  Los judĂ­os lo tenĂ­an todo: La Ley, el Templo, MoisĂ©s, los profetas, el Sacerdocio, todo, eran ricos.
   ¿A quien representa Lázaro?  Lázaro representa a los gentiles, que no tenĂ­an la ley, ni los escritos de MoisĂ©s, ni a los profetas, ni el templo, etc.
Los judíos desdeñaban a los gentiles, pensaban que ellos estaban destituidos de la gracia de Dios y los llamaban con epítetos despectivos: perros, cerdos, piedras, etc.
No deis lo santo a los perros, ni echĂ©is vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen.” (Mat. 7:6); “El respondiendo dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.  Entonces ella vino y se postrĂł ante Ă©l, diciendo: Señor, socĂłrreme!  Respondiendo Ă©l, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.  Y ella dijo: SĂ­ Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.  Entonces respondiendo JesĂşs, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres.  Y su hija fue sanada desde aquella hora.” (Mat. 15:21-28). FijĂ©monos aquĂ­, que JesĂşs le llama cerda y perra a esta mujer.  Al estudiar el contexto de estos versĂ­culos se entiende que JesĂşs se desviĂł de su camino exclusivamente para encontrarse con esta mujer.  Al principio no le presta atenciĂłn y luego parece que la insulta pero esto Ă©l lo hace para probar la fe de los discĂ­pulos y enseñarles que Dios no hace acepciĂłn de personas, pues los mismos discĂ­pulos hubieran tratado a esta mujer de peor forma ya que ella no era judĂ­a, y JesĂşs usa los epĂ­tetos que ellos le atribuĂ­an a los gentiles.
   “Y no pensĂ©is decir dentro de vosotros mismos; A Abrahán tenemos por padre; porque  yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abrahán aun de estas piedras.  Y ya tambiĂ©n el hacha está puesta a la raĂ­z de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.” (Mat. 3:9-10).  No pensemos que JesĂşs se estaba refiriendo a piedras literales, si fuera asĂ­ la enseñanza no tendrĂ­a base alguna.  Jesus se estaba refiriendo a los gentiles.
Los judíos que escuchaban esta parábola, al igual que el hombre rico se decían ser hijos de Abrahán y que los gentiles eran mas bajos que ellos, pero notemos en la parábola que aparte de Jesús enseñarles la doctrina bíblica de la resurrección, también le enseña que es el que hace la voluntad de Dios el que heredará el reino de Dios.
Lázaro termina donde los judíos y el hombre rico pensaban que el rico iría; al seno de Abrahán; y el rico termina donde los judíos pensaban que iba a terminar Lázaro.
   “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentaron con Abrahán e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos de reino serán echados a las tinieblas de afuera; allĂ­ será el lloro y el crujir de dientes.” (Mat. 8:11-12).
Estos versĂ­culos son muy significativos, JesĂşs les dice a  aquĂ­ sus oyentes, que se consideraban la mayorĂ­a de ellos hijos de Abrahán, que muchos de todo el mundo se sentarán con los patriarcas “en el reino de los cielos” no en el seno de Abrahán.
   Ahora bien, recordemos que Ă©sta es la Ăşnica parábola que emplea un nombre propio “Lázaro”, y volvamos a leer el versĂ­culo 31 “Mas Abraham les dijo: Si no oyen a MoisĂ©s y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.”
¿De quĂ© ellos no se van a persuadir aunque uno de los muertos se levantare?
   ¡De que JesĂşs es el MesĂ­as!
Pocas semanas despuĂ©s de JesĂşs decir esta parábola, JesĂşs resucita a un hombre llamado Lázaro. ¡ IncreĂ­ble!  JesĂşs querĂ­a conectar esta parábola con la resurrecciĂłn de Lázaro, y esta es la razĂłn por la cual JesĂşs usa un nombre propio en esta parábola.
   “Y habiendo dicho esto, clamĂł a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!  Y el que habĂ­a muerto saliĂł, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario.  JesĂşs les dijo: Desatadle, y dejadle ir.  Entonces muchos de los judĂ­os que habĂ­an venido para acompañar a Maria, y vieron lo que hizo JesĂşs, creyeron en Ă©l.
Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que JesĂşs habĂ­a hecho. Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron al concilio, y dijeron: ¿QuĂ© haremos?  Porque este hombre hace muchas señales.  Si le dejamos asĂ­, todos creerán en Ă©l y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra naciĂłn.  Entonces Caifás, uno de ellos , sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabĂ©is nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la naciĂłn perezca.  Esto no lo dijo por sĂ­ mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizĂł que JesĂşs habĂ­a de morir por la naciĂłn.”(Ju. 11:43-51)
   ¡QuĂ© maravillosa es la Palabra de Dios! Cuando estudiamos la Santa Biblia con el deseo de aprender la voluntad de Dios; Ă©sta se nos abre y nos regala sus santos tesoros.
   Esta parábola no sĂłlo es una enseñanza de JesĂşs acerca del verdadero estado de los muertos al morir y de la doctrina bĂ­blica de la resurrecciĂłn de los muertos; sino tambiĂ©n una profecĂ­a de cĂłmo los dirigentes religiosos iban a reaccionar frente a JesĂşs.
Lázaro fue levantado de los muertos, fue y predicĂł a los cinco hermanos del hombre rico, ya que aparte de los fariseos (representados por el hombre rico en la parábola), en los tiempos de JesĂşs habĂ­an cinco diferentes sectas judĂ­as: Esenios, Escribas, Herodianos, Saduceos y Zelotes.  Todas eran judĂ­as pero tenĂ­an doctrinas y creencias diferentes; todas se odiaban, pero lo más interesante es que todas las sectas y sus lĂ­deres religiosos se unieron para matar a JesĂşs.  Como decĂ­amos anteriormente, Lázaro fue y le predicĂł a los cinco hermanos del hombre rico, y como lo profetizĂł JesĂşs en esta parábola: “Tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.”
   Por el contrario, la resurrecciĂłn de Lázaro marca el destino de JesĂşs, porque no solamente no se persuaden de que JesĂşs es el MesĂ­as, sino tambiĂ©n que lo condenan a muerte e inclusive al mismo Lázaro tambiĂ©n: “Gran multitud de los judĂ­os supieron entonces que Ă©l estaba allĂ­, y vinieron, no solamente por causa de JesĂşs, sino tambiĂ©n para ver a Lázaro, a quien habĂ­a resucitado de los muertos. Pero los principales sacerdotes acordaron dar muerte tambiĂ©n a Lázaro.  Porque a causa de Ă©l muchos de los judĂ­os se apartaban y creĂ­an en JesĂşs.” (Ju. 12:9-11)
   "Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos, y la muerte no será más. Y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas son pasadas. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquĂ­, yo hago nueva todas las cosas. Y me dijo: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas." (Ap. 21:4-5).
    ¡Que versĂ­culos mas conmovedores!  La Santa Biblia nos dice que al final nuestro Dios eliminará el sufrimiento para siempre, que ya no habrá mas dolor ni tristeza ni llanto.  porque nuestro Creador hará nuevas "todas" las cosas. Sin embargo, los que toman esta parábola para torcerla y enseñar que hay un infierno eterno, colocan a Dios como mentiroso.  Si tomamos como literal esta parábola, entonces no sĂłlo existe un "infierno eterno", sino tambiĂ©n que los salvados podrán ver a los perdidos quemándose en el fuego. Entonce Dios "miente" al decir que no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque en el infierno siempre habrá llanto, clamor y dolor.
   Si esto fuera asĂ­ inclusive en el cielo, entre los redimidos y salvos habrĂ­a dolor.  Imaginemos a una madre en el cielo, disfrutando de la presencia de Dios. Pero su hijo, está en el "infierno eterno", quemándose dĂ­a y noche, sin descanso ni paz; y ella mira desde el cielo y ve a su hijo en "llamas eternas" sufriendo; ¿podrá ella tener gozo en el cielo?  ¿irá ella al Santuario Celestial y adorar y decir que Dios es amor?  La Biblia nos enseña que el pecado será eliminado para siempre, y que no se levantará más; pero si hay un "infierno eterno", donde los pecadores se están quemando "eternamente" sin morir, entonces el pecado existirá eternamente.
   Hablando de Satanás las Escrituras nos dicen que Ă©l será destruĂ­do para siempre: "Con la multitud de tus maldades, y con la iniquidad de tu contrataciĂłn ensuciaste tu santuario; yo pues saquĂ© fuego de en medio de ti, el cual te consumiĂł, y pĂşsete en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos, se maravillarán sobre ti. En espanto serás, y para siempre dejarás de ser." (Ez. 28:18-18).
   "Porque he aquĂ­, viene el dĂ­a ardiente como un horno ; y todos los soberbios, y todos los que hacen maldad, serán estopa; y aquel dĂ­a que vendrá, los abrasará, ha dicho Jehová de los ejĂ©rcitos, el cual no les dejará ni raĂ­z ni rama." (Mal. 4:1-2).
   Dios destruirá para siempre al originador del pecado: Satanas; y a todos los pecadores y hasta las obras de sus manos.  Entonces el pecado para siempre jamás se levantará, y en verdad ya no habrá más llanto ni dolor.
   Esta parábola enseña verdades eternas, verdades importantes no sĂłlo acerca de la doctrina de la resurrecciĂłn y de que nuestro destino eterno se decide en esta vida; tambiĂ©n nos enseña que JesĂşs tuvo que luchar en contra de falsas doctrinas en su tiempo, que no estaban de acuerdo con las Santas Escrituras. Nos enseña de que al igual que hoy, en los tiempos de JesĂşs habĂ­an muchas religiones con doctrinas muy diferentes y que sus miembros se odiaban los unos a los otros, pero todos decĂ­an que eran judĂ­os y que eran el verdadero pueblo de Dios.  Al igual que hoy, hay muchas religiones, todas con diferentes doctrinas, profesando ser cristianas y  ser la verdadera iglesia de Dios.  Pero hoy tambiĂ©n  JesĂşs nos dice al igual que a los judios que tenemos que escuchar a  “MoisĂ©s y a los Profetas” o sea la Santa Biblia, ella y sĂłlo ella.  En esta parábola la Biblia nos enseña verdades muy diferentes a lo que enseñan los dirigentes religiosos modernos.

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