EL RICO Y LAZARO
El Estado de los
Muertos Un Estudio acerca de la inmortalidad del Alma y textos difĂciles de la Biblia |
EL RICO Y LAZARO
La
historia del Rico y Lázaro, es una de las historias mas
tergiversada de las Escrituras. Es utilizada para
apoyar, no sĂłlo la doctrina de la inmortalidad del alma, de
que los muertos no están muertos y que pueden comunicarse
con los vivos, de que recibimos nuestra recompensa al
instante de morir; sino también, de que hay un infierno
eterno donde las almas de los penitentes está sufriendo
eternamente.
Esta historia se
encuentra registrada en el libro de Lucas y el capitulo
dieciséis.
Esta historia es
una parábola. Una parábola, es una narración cuyo
principal propósito es enseñar una verdad; pero que
literariamente hablando es una alegorĂa o sucesiĂłn de
metáforas. Muchas de las parábolas de Cristo fueron
tan breves que pueden considerarse como metáforas o
proverbios. Una parábola es en los Evangelios una
narraciĂłn “colocada al lado de” cierta verdad espiritual con
el fin de hacer una “comparaciĂłn”. Las parábolas de
nuestro Señor se basaban, por lo general, en hechos comunes
de la vida diaria familiar de sus oyentes, y con frecuencia
se trataba de hechos especĂficos que acababan de ocurrir, o
de algo que los oyentes podĂan ver en ese momento.
La narraciĂłn era simple
y breve, y por lo genera su conclusiĂłn era tan obvia que no
admitĂa confusiones (Mat. 21:40-41); y se colocaba
paralelamente la verdad espiritual con el propĂłsito de
ilustrar a Ă©sta. La parábola se convertĂa asĂ en un puente
por el cual los oyentes podĂan ser conducidos hacia la
comprensiĂłn y apreciaciĂłn de esa verdad. La narraciĂłn
comenzaba al nivel de los oyentes, y JesĂşs dirigĂa los
pensamientos hacia donde Ă©l querĂa valiĂ©ndose de un medio
agradable y familiar. Era una ventana a través de la
cual el alma podĂa contemplar perspectivas de una verdad
celestial.
Por medio
de parábolas Jesús (1) despertaba el interés , la atención y
las preguntas; (2) enseñaba verdades desagradables sin
despertar prejuicios; (3) eludĂa a los espĂas que lo
perseguĂan implacablemente; (4) creaba en la mente de sus
oyentes impresiones duraderas que se renovarĂan e
intensificarĂan cuando viera nuevamente las escenas
presentadas en la parábola o pensaran en ellas; (5)
convertĂa la naturaleza en un instrumento para conocer a
Dios. Las parábolas revelaban la verdad a los que
querĂan recibirla, y, a veces, la ocultaba a otros.
SegĂşn
muchas iglesias, ésta no es una parábola, sino una historia
real; y para demostrar esto, se basan en varios argumentos:
1.
Las parábolas de Jesús, siempre comienzan con una
comparaciĂłn, por ejemplo:
“Y dijo: ¿A quĂ© es semejante el reino de
Dios, y a quĂ© le compararĂ©?” (Luc.13:18). O con la
expresiĂłn: “Y dijo esta parábola:” (Luc.13:6)
Pero, la historia del Rico y Lázaro, no
comienza de esta forma, por eso, debe de ser real;
porque la parábola empieza: “HabĂa un hombre rico….” (Luc.16:19)
Pero, creer que esto fue una historia real, por el hecho de
que no comienza de cierta forma, nos presenta un gran
problema. En el capitulo 15, en la primera parte, hay
dos historias, que comienzan de la misma manera que la
parábola del Rico y Lázaro, y claramente éstas son
parábolas. Notemos:
“Y dijo: Un
hombre tenĂa dos hijos….” (Luc.15:11); esta es la parábola
del Hijo Prodigo, la cual, todas las iglesias concuerdan que
es una parábola, y sin embargo, no comienza diciendo “¿A quĂ©
compararĂ© el reino de Dios? o “les dijo una parábola”.
El otro ejemplo lo
estemos en Luc.16:1 “Y dijo tambiĂ©n a sus discĂpulos: HabĂa
un hombre rico….”. Notemos que tambiĂ©n esta parábola
comienza de una forma diferente.
Esto
demuestra que el argumento de que la parábola del Rico y
Lázaro es una historia real, porque no comienza con las
frases en cuestiĂłn, no tiene validez bĂblica.
2.
La parábola del Rico y Lázaro, es la única parábola
que utiliza un nombre propio, lo cual, es una prueba de que
es en realidad una historia real. Este es el otro
argumento que las iglesias usan para tratar de demostrar que
esto no es una parábola; sino una historia real.
Es verdad que ésta es la única parábola que
usa un nombre propio, el nombre de Lázaro, pero, hay una
razĂłn por la cual JesĂşs usĂł un nombre propio en esta
parábola, y al final de nuestro estudio veremos el
porque.
Esta
parábola no fue inventada por Jesús. Esta documentado
histĂłricamente, que los judĂos en los tiempos de JesĂşs,
tenĂan muchas parábolas, e inclusive JesĂşs utilizĂł muchas de
ellas para enseñar lo contrario a lo que ellos creĂan, y la
parábola del Rico y Lázaro es uno de estos casos.
JoaquĂn JeremĂas, el mundialmente reconocido experto de las
parábolas de JesĂşs, en su libro “Las Parábolas de JesĂşs” y
las Págs. 183-185, establece que los judĂos tenĂan una
historia muy similar a la que aparece en Lucas 16.
Veamos un ejemplo de
una de estas parábolas que los judĂos tenĂan en los tiempos
de JesĂşs; y que esta bien documentada histĂłricamente y
observemos como Jesús utiliza esta misma parábola para
enseñar una lecciĂłn muy diferente a la que los judĂos
creĂan.
“¿A quĂ©
compararemos este asunto? Es como un rey que contratĂł
muchos obreros y junto a ellos se hallaba un obrero que
habĂa trabajado para el rey por muchos dĂas.
Todos los obreros
fueron a recibir sus salarios del dĂa, y este obrero
especial fue también. El rey le dijo a este obrero especial,
yo te recompensaré mas a ti, los otros que han trabajado
poco para mi, recibirán poca paga, pero tú una recompensa
grande.”
¿Le parece
esta historia familiar? ¿A quĂ© parábola de JesĂşs se
asemeja Ă©sta?
Esta parábola se
asemeja bastante a la parábola de Jesús de los obreros y la
viña, donde todos los obreros, aunque comienzan a trabajar a
diferentes horas para el dueño de la viña, todos al final
reciben la misma paga o recompensa. Esta parábola de
JesĂşs es muy similar a la de los fariseos pero el fin es muy
diferente.
Los judĂos
interpretaban que los israelitas y los gentiles, fueron a
buscar sus salarios delante de Dios, y que Dios les dice a
los israelitas: mis hijos, yo los favoreceré mucho a
ustedes, los demás pueblos han hecho muy poco por mà y
recibirán poco; pero ustedes recibirán una recompensa
grande. Tanto se dice yo los favoreceré a ustedes.
(Lev.26:9).
Notemos
que este es un fin lógico de la parábola, porque el que
trabaja mas, y por mas tiempo, debe de recibir mas; pero,
¿cĂłmo termina JesĂşs esta misma parábola? JesĂşs les
enseña que no importa que ellos hayan sido llamados primero,
en el plan de Dios todos recibirán la misma recompensa, pues
el pago no está basado en las obras; sino en la bondad y la
gracia de Dios. Jesús tomaba las parábolas de los
judĂos y les daba un giro de 180 grados, para enseñar la
doctrina del plan de salvaciĂłn.
Hay varias
razones por las cuales esta parábola no puede ser literal,
no es un relato histĂłrico real y por lo tanto, no puede
tomarse como base para apoyar ninguna doctrina bĂblica; ni
mucho menos que los muertos pueden comunicarse con los
vivos, o la doctrina del infierno eterno.
1.
En esta parábola se da la impresión de que el Rico se
fue al infierno y Lázaro al seno de Abrahán, según la
parábola ellos recibieron su recompensa cuando murieron,
pero en toda la Biblia, vemos que el hombre recibe su
recompensa en la segunda venida de Cristo JesĂşs. Esta
es la Ăşnica excepciĂłn en toda la Biblia donde se menciona el
fuego eterno cuando una persona muere, cuando la Biblia
siempre relaciona el fuego eterno con el retorno de Cristo
en su segunda venida:
Mat. 13:37-43: “Y respondiendo Ă©l, les dijo:
El que siembra la buena simiente es el Hijo del Hombre.
El campo es el mundo, la buena simiente son los hijos del
reino, la cizaña son los hijos del malo; el enemigo que la
sembrĂł es el diablo, la siega es el fin del mundo, y los
segadores son los ángeles. De manera que como es
arrancada la cizaña, y quemada al fuego, asà será en el fin
de este siglo.
Enviará el Hijo del Hombre sus ángeles, y
juntaran de su reino todos los escándalos, y los que hacen
iniquidad, y los echaran en el horno de fuego; allà será el
lloro y el crujir de dientes.”
Vemos
claramente aquĂ, que el fuego esta relacionado con la
segunda venida de Cristo, y que la “siega” o recompensa se
dará cuando él venga. Leamos también Mat. 25:31-31:
“Y cuando el Hijo del
Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con
él, entonces se sentara sobre el trono de su gloria. Y serán
reunidas delante de Ă©l todas las gentes; y los apartara los
unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los
cabritos.” Es patente en estos versĂculos que la
recompensa es cuando Cristo se siente en su trono; no cuando
la persona muere. Leamos ahora los versĂculos 41-46:
“Entonces dirá tambiĂ©n
a los que estarán a la izquierda: Apartaos de mi,
malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus
ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve
sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me
recibisteis; desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la
cárcel, y no me visitasteis.
Entonces también ellos
le responderán, diciendo: Señor, ¿cuando te vimos
hambriento, o sediento, o forastero, o desnudo, o enfermo, o
en la cárcel, y no te servimos?
Entonces les
responderá, diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo
hicisteis a uno de estos pequeñitos, ni a mi lo hicisteis.
E irán estos al tormento eterno, y los justos a la vida
eterna.” Estos versĂculos enseñan que el fuego eterno
se relaciona al final del mundo, cuando Cristo venga, y en
el futuro, notemos que todos los verbos principales y
descriptivos están en tiempo futuro.
Ahora bien, pudiéramos
preguntar: ¿Cuándo son destruĂdos los impĂos y dĂłnde son
quemados? Ap. 20:11-15: “Y vi un gran trono blanco y al que
estaba sentado sobre Ă©l, de delante del cual huyĂł la tierra
y el cielo; y no fue hallado el lugar de ellos. Y vi a
los muertos, grandes y pequeños, que estaban ante Dios.
Y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, el
cual es de la vida. Y fueron juzgados los muertos por
las cosas que estaban escritas en los libros, segĂşn sus
obras.
Y el mar dio los
muertos que estaban en Ă©l; y la muerte y el infierno dieron
los muertos que estaban en ellos; y fue hecho juicio de cada
uno segĂşn sus obras. Y el infierno y la muerte fueron
lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte
segunda."
Y el que no fue hallado
escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de
fuego.”
Los impĂos van a ser
destruidos después que el Señor venga y serán destruidos en
el lago de fuego; y aun la muerte también será destruida.
2.
según la parábola, cuando Lázaro muere es llevado al
seno de Abrahán por los ángeles, pero hemos leĂdo en Mateo,
que los ángeles llevan a los hijos de Dios al cielo cuando
Cristo venga, (Mat. 24:29-31); no nos llevan al seno de
Abrahán.
Leamos 1Tes. 4:15-17: “Por lo cual, os
decimos esto en palabra del Señor; que nosotros que vivimos,
que habremos quedado hasta la venida del Señor, no seremos
delanteros a los que durmieron. Porque el mismo Señor
con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitaran
primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que
quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las
nubes a recibir al Señor en el aire, y asà estaremos siempre
con el Señor.”
¿Por quĂ©
entonces dice la parábola que Lázaro fue llevado al seno de
Abrahán? Porque Jesús esta usando esto con sátira, con
sarcasmo. SegĂşn Flavio Josefo en su libro “Historia de los
JudĂos”; nos dice que los judĂos creĂan que el paraĂso era
un lugar intermedio entre el cielo y la tierra, donde Dios
colocaba las almas de los buenos y los malos hasta que Ă©l
decidiera mandarlos al cielo o al infierno, o sea que el
paraĂso tenia dos secciones; una secciĂłn de luz para los
buenos, que se llama seno de Abrahán. CreĂan que
Abrahán daba la bienvenida a sus hijos (los judĂos), en el
paraĂso en una forma muy parecida a la que ahora, a veces,
se representa a Pedro recibiendo a los cristianos en la
puerta del cielo.
JesĂşs utiliza el
concepto que ellos tenĂan y al final de la parábola, Ă©l les
enseña otro concepto diferente
3.
Notemos en la parábola que el Rico esta en el
infierno con todo su cuerpo.
Luc.16:23-24: “Y en el infierno alzo sus
ojos, estando en los tormentos, y vio a Abrahán de lejos, y
a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces dijo: Padre
Abrahán, ten misericordia de mi, y envĂa a Lázaro que moje
la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque
soy atormentado en esta llama” Tenemos un problema
aquĂ; cuando una persona muere, su cuerpo no va al infierno,
va a la funeraria y después al cementerio. Inclusive
después de pasar años, su cuerpo se encuentra en el
sepulcro, pero el Rico esta inmediatamente en el infierno
con su cuerpo después de morir. Quienes procuran
hallar argumentos en esta parábola para probar la doctrina
de la inmortalidad del alma, no pueden explicar por qué las
almas tienen dedos, ojos, lengua. El cuerpo de Lázaro
también estaba en la tumba, inclusive también sus dedos.
Es increĂble que un espĂritu desencarnado tuviera dedos (que
no debe tener), que los mojara en agua, luego tocara una
lengua inexistente de otro espĂritu desencarnado.
Evidentemente, JesĂşs estaba narrando algo imaginario, cuyo
propĂłsito era enseñar claramente una verdad especĂfica en
cuanto a la relaciĂłn que existe entre esta vida y la futura,
y que no tenĂa la intenciĂłn de que sus palabras fueran
tomadas en sentido literal. El Rico, que sufre
figuradamente en el infierno, aceptarĂa de buena gana el
menor alivio de sus tormentos; anhela ahora una gota de agua
fresca asĂ como Lázaro, mientras ambos vivĂan, deseaba los
residuos de la mesa del rico.
Si el rico tenia ojos (vers.23) y lengua de
verdad (vers.24), y Lázaro tenia dedos (vers.24), habrĂa
entonces que afirmar que cuando mueren las personas, buenas
o malas, reciben inmediatamente lo que merecen como seres
reales, esto es, con todas las partes de su cuerpo.
Sin embargo la parábola misma enseña claramente que no
reciben su recompensa inmediatamente después de morir, pues
sus cuerpos estaban en la tumba, en donde no hay fuego.
Leamos Mat. 5:29-30: “Por tanto, si tu ojo
derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti.
Mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo
tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha
te fuere ocasiĂłn de caer, cĂłrtala, y Ă©chala de ti.
Mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo
tu cuerpo sea echado al infierno.”
¿Es en el momento de la muerte que el cuerpo
es echado en el infierno? No; es en una ocasiĂłn
futura.
4.
Leamos otra vez Lucas 16:22-23; pero vamos a leerlo
como lo interpretan las personas: “Y aconteciĂł que muriĂł el
mendigo, y su alma fue llevada al cielo; y murió también el
rico y fue sepultado. Y en el infierno eterno su alma
alzó los ojo, estando en los tormentos, y vio a Abrahán de
lejos, y a Lázaro en su seno.”
¿No es asĂ como lo interpretan la mayorĂa de
las personas? ¡Claro que si!
Le agregan que fue el alma de Lázaro, que el
rico fue al infierno eterno, pero ¿por quĂ©?; simplemente
porque la mayorĂa de las personas ya tienen ideas
preconcebidas acerca del infierno eterno y del alma
inmortal.
No hay ningĂşn texto en las Escrituras que
indique que una persona en el cielo puede ver lo que sucede
en el mundo, ni mucho menos en el infierno.
¿Podemos creer que el cielo fuera
eternamente gozo y felicidad para una madre que tiene su
hijo en el infierno quemándose eternamente; viéndolo ella
todo el tiempo? ¿QuĂ© clase de paraĂso es ese?
Tenemos que ser honestos y justos con la palabra de Dios; no
agregarle cosas que no tiene. Dejemos que ella nos
enseñe sus verdades, no forcemos las Escrituras porque esto
es pecado contra Dios.
5.
Los judĂos, de acuerdo con Flavio Josefo creĂan que
todos los judĂos buenos iban a parar al seno de Abrahán,
contrario a lo que Jesús enseñaba que iba a pasar con los
justos en su segunda venida. Pero aquĂ se presenta
otro problema; ¿cuán grande es el seno de Abrahán para que
todos los judĂos buenos quepan en Ă©l?
Las iglesias dicen que el seno de Abrahán
aquĂ es simbĂłlico. Que seno significa pertenencia,
afecto, cercanĂa. Pero esto es absurdo; enseñan que el
fuego, Lázaro, el rico, todo esto es literal, pero que el
seno de Abrahán es simbólico.
Esto es una contradicciĂłn, entonces toda
esta historia tiene que ser simbĂłlica.
6.
Notemos Luc. 16:24-31: “Entonces Ă©l, dando voces,
dijo: Padre Abrahán, ten misericordia de mi, y envĂa a
Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi
lengua; porque soy atormentado en esta llama. Y dijole
Abrahán: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu
vida, y Lázaro también males; mas ahora éste es consolado
aquĂ, y tĂş atormentado.
Y además de todo esto, una grande sima esta
entre nosotros y vosotros; los que quisieren pasar de aquĂ a
vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.
Y dijo: RuĂ©gote pues, padre, que le envĂes a
la casa de mi padre; porque tengo cinco hermanos, para que
les testifique, porque no vengan a este lugar de tormento.
Y Abrahán le dice: A Moisés y a los profetas tienen;
Ăłiganlos.
El entonces dijo: No, padre Abrahán; mas si
alguno fuere a ellos de los muertos, se arrepentirán.
Mas Abrahán le dijo: Si no oyen a Moisés y a los
profetas, tampoco ser persuadirán, si alguno se levantare de
los muertos.”
¿DĂłnde quiere el rico que Abrahán enviĂ© a
Lázaro? Esta parábola es bien interesante, tantas
verdades que el Señor Jesús enseña a través de ella.
El rico, quiere que Abrahán envié a Lázaro
el muerto, a hablar con sus hermanos, lo que nos dice que el
rico creĂa en la inmortalidad del alma. El rico creĂa
que hay comunicaciĂłn entre los muertos y los vivos; doctrina
que es una abominaciĂłn a Dios y que es condenada
rotundamente en la palabra de Dios: “No sea hallado en ti
quien haga pasar su hijo o su hija por el fuego, ni
practicante de adivinaciones, ni agorero, ni sortĂlego, ni
hechicero, ni fraguador de encantamientos, ni quien pregunte
a pitón, ni mágico; ni quien pregunte a los muertos.
Porque es abominación a Jehová cualquiera que hace estas
cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios las echó de
delante de ti.” (Deut. 18:10-12).
“Y si os dijeren: Preguntad a los pitones y
a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No
consultará el pueblo a sus Dios? ¿Apelará por los vivos a
los muertos? (Isa. 8:19).
El rico cree en una falsa doctrina, una
doctrina que es contraria a lo que enseña la palabra de
Dios; pero notemos que Abrahán le responde que ellos tienen
a moisés y a los profetas; o sea ellos tienen la Biblia y es
a ella que ellos deben de escuchar, no a los muertos.
Pero el rico sigue insistiendo, dice que sus hermanos se
arrepentirán si un muerto les predica; insinúa que sus
hermanos escucharan y creerán mas en un muerto que en la
palabra de Dios. ¡Que tragedia!
El rico no acepta la decisión de Abrahán;
insinúa que sabe más que Abrahán. Es evidente que no
habĂa aceptado que el Antiguo Testamento era una evidencia
convincente, y duda que sus cinco hermanos puedan aceptarla.
Los que dan poca importancia a los mensajes del AT harĂan
bien en prestar atenciĂłn a la suerte del rico de esta
parábola, quien a pesar de haber tenido acceso a Moisés y a
los profetas no habĂa sacado de ellos ningĂşn beneficio.
La evidencia adicional que el rico exigĂa, reflejaba los
diversos pedidos de los escribas y los fariseos para que
Jesús les mostrara una señal. La vida, las enseñanzas
y las obras de JesĂşs eran una evidencia convincente de su
divinidad para todos aquellos que tuvieran motivos sinceros
(Mat. 15:21; 16:1); pero el tipo de evidencia que JesĂşs les
ofrecĂa no era el que ellos deseaban o buscaban.
Abrahán tenia el concepto claro; Abrahán
ahora corrige al rico y le muestra su error: “Si no oyen a
Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno
se levantare de los muertos.” Notemos aquĂ que Abrahán
no cree en la inmortalidad del alma, ni en que los muertos
pueden hablar con los vivos; Abrahán cree en la resurrección
de los muertos, porque los muertos se levantarán en la
resurrección. Tres veces en esta parábola llama el
rico “Padre” a Abrahán; y una vez Abrahán lo llama
“Hijo”. El rico profesaba que Abrahán era su “padre”;
el rico se dirige a Abrahán como si fuera Dios; pero lo
interesante es que tenĂa una doctrina diferente a la de
Abrahán.
El rico creĂa en la inmortalidad del alma y
Abrahán en la resurrección.
¿Por quĂ©
dio Jesús esta parábola? Notemos la audiencia, las
personas que escuchaban esta parábola: “Y oĂan tambiĂ©n todas
estas cosas los fariseos, los cuales eran avaros, y se
burlaban de Ă©l.” (Luc. 16:14; 15:2); los discĂpulos (16:1);
los publĂcanos y los pecadores (15:1) y un gran publico
(12:1; 14:25; 15:1) Recordemos que los judĂos, segĂşn Flavio Josefo (quien naciĂł en el año 37 de nuestra era),
“AntigĂĽedades de los JudĂos, Cáp. 18, Pág. 1, párrafo 3”,
nos dice: “Ellos creen que las almas tienen poder para
sobrevivir la muerte y que hay recompensa y castigo debajo
de la tierra para aquellos que han llevado vidas de virtud o
de iniquidad. El aprisionamiento eterno es la suerte
de loas almas malas, las almas buenas reciben una entrada
fácil a una vida nueva.” Esto es exactamente lo que
Jesús describe en la parábola del Rico y Lázaro.
JesĂşs
empieza esta parábola con la lección que ha presentado en la
parábola de mayordomo infiel (Cáp. 16:1-12): que la manera
como se usan las oportunidades en esta vida determinara el
destino futuro. Esta parábola habĂa sido especialmente
dirigida a los discĂpulos; pero en el vers. 9 JesĂşs se
dirige a los fariseos presentes. Estos, sin embargo,
se negaron a aceptar las enseñanzas de Jesús acerca de la
mayordomĂa y se burlaron de Ă©l (vers. 14). JesĂşs
entonces destacĂł que era posible que fueran honrados por los
hombres, pero que Dios leĂa su corazĂłn como un libro
abierto. HabĂan tenido suficiente luz, por mucho
tiempo habĂan gozado de la enseñanza de la ley y de los
profetas, y desde el ministerio de Juan la luz adicional del
Evangelio les habĂa sido dada.
En los
vers. 17-18 JesĂşs afirma que los principios expuestos en “la
ley” son inmutables, puesto que Dios no cambia, y da un
ejemplo de esta sublime verdad. Y a continuaciĂłn
presenta la parábola del rico y Lázaro para mostrar que el
destino se decide en esta vida de acuerdo al uso de los
privilegios y oportunidades que se tengan.
JesĂşs estaba hablando a
la gente de acuerdo con lo que ella conocĂa. Muchos de
los presentes, sin tener el menor apoyo del AT, habĂan
llegado a creer en la doctrina de que los muertos están
conscientes entre la muerte y la resurrecciĂłn. Esta
falsa creencia, que no aparece en el AT (ni tampoco en el
NT), impregnaba, en general, la literatura judĂa posterior
al exilio, y como muchas otras creencias tradicionales se
habĂa convertido en parte del judaĂsmo en el tiempo de
Jesús. En esta parábola Jesús sencillamente se valió
de una creencia popular para presentar con claridad una
importante lecciĂłn que deseaba inculcar en sus oyentes.
También debe señalarse
que en la parábola anterior (la del mayordomo infiel; (Luc.16:1-12); JesĂşs ni habĂa aprobado ni condenado la mala
acciĂłn del mayordomo, aunque su conducta fue el punto
central del relato.
Hemos
establecido que en la parábola no aparecen las palabras alma
inmortal, fuego eterno; y por lo tanto no apoya la idea de
la inmortalidad del alma, del infierno eterno, o que cuando
una persona muere va directo al cielo o al infierno; por el
contrario, Jesús establece que tanto el rico como Lázaro al
morir fueron cada uno a su destino con su cuerpo entero,
establece sencillamente que el rico es recompensado en el
fuego, no dice cuando fue, ni que tiempo durará allĂ.
Pero JesĂşs dice en el
versĂculo 31: “Mas Abrahán le dijo: Si no oyen a MoisĂ©s y a
los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare
de los muertos.”; a travĂ©s de Abrahán, les está enseñando la
doctrina de la resurrecciĂłn, usando para ello la propia
historia de los judĂos.
¿A quien
representa el rico? Al leer los versos 19-29, se
deduce que el rico representa a los judĂos, especĂficamente
a los fariseos. El hombre rico está vestido de púrpura
y lino, como se vestĂan los fariseos; el rico llamaba a
Abrahán “padre”, y los judĂos, especialmente los fariseos
llamaban “padre” a Abrahán: “Respondieron y dijĂ©ronle:
Nuestro padre es Abrahán. Diceles Jesús: Si fuerais
hijos de Abrahán, las obras de Abrahán harĂais.” (Ju. 8:39).
Los judĂos lo tenĂan todo: La Ley, el Templo, MoisĂ©s, los
profetas, el Sacerdocio, todo, eran ricos.
¿A quien
representa Lázaro? Lázaro representa a los gentiles,
que no tenĂan la ley, ni los escritos de MoisĂ©s, ni a los
profetas, ni el templo, etc.
Los judĂos desdeñaban a
los gentiles, pensaban que ellos estaban destituidos de la
gracia de Dios y los llamaban con epĂtetos despectivos:
perros, cerdos, piedras, etc.
“No deis lo santo a los
perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no
sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen.” (Mat.
7:6); “El respondiendo dijo: No soy enviado sino a las
ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella
vino y se postró ante él, diciendo: Señor, socórreme!
Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los
hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: SĂ
Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen
de la mesa de sus amos. Entonces respondiendo JesĂşs,
dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como
quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.”
(Mat. 15:21-28). FijĂ©monos aquĂ, que JesĂşs le llama cerda y
perra a esta mujer. Al estudiar el contexto de estos
versĂculos se entiende que JesĂşs se desviĂł de su camino
exclusivamente para encontrarse con esta mujer. Al
principio no le presta atenciĂłn y luego parece que la
insulta pero esto Ă©l lo hace para probar la fe de los
discĂpulos y enseñarles que Dios no hace acepciĂłn de
personas, pues los mismos discĂpulos hubieran tratado a esta
mujer de peor forma ya que ella no era judĂa, y JesĂşs usa
los epĂtetos que ellos le atribuĂan a los gentiles.
“Y no
penséis decir dentro de vosotros mismos; A Abrahán tenemos
por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar
hijos a Abrahán aun de estas piedras. Y ya también el
hacha está puesta a la raĂz de los árboles; por tanto, todo
árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.”
(Mat. 3:9-10). No pensemos que JesĂşs se estaba
refiriendo a piedras literales, si fuera asà la enseñanza no
tendrĂa base alguna. Jesus se estaba refiriendo a los
gentiles.
Los judĂos que
escuchaban esta parábola, al igual que el hombre rico se
decĂan ser hijos de Abrahán y que los gentiles eran mas
bajos que ellos, pero notemos en la parábola que aparte de
JesĂşs enseñarles la doctrina bĂblica de la resurrecciĂłn,
también le enseña que es el que hace la voluntad de Dios el
que heredará el reino de Dios.
Lázaro termina donde
los judĂos y el hombre rico pensaban que el rico irĂa; al
seno de Abrahán; y el rico termina donde los judĂos pensaban
que iba a terminar Lázaro.
“Y os digo
que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se
sentaron con Abrahán e Isaac y Jacob en el reino de los
cielos; mas los hijos de reino serán echados a las tinieblas
de afuera; allĂ será el lloro y el crujir de dientes.” (Mat.
8:11-12).
Estos versĂculos son
muy significativos, JesĂşs les dice a aquĂ sus oyentes,
que se consideraban la mayorĂa de ellos hijos de Abrahán,
que muchos de todo el mundo se sentarán con los patriarcas
“en el reino de los cielos” no en el seno de Abrahán.
Ahora
bien, recordemos que ésta es la única parábola que emplea un
nombre propio “Lázaro”, y volvamos a leer el versĂculo 31
“Mas Abraham les dijo: Si no oyen a MoisĂ©s y a los profetas,
tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los
muertos.”
¿De quĂ© ellos no se van
a persuadir aunque uno de los muertos se levantare?
¡De que
JesĂşs es el MesĂas!
Pocas semanas después
de Jesús decir esta parábola, Jesús resucita a un hombre
llamado Lázaro. ¡ IncreĂble! JesĂşs querĂa conectar
esta parábola con la resurrección de Lázaro, y esta es la
razĂłn por la cual JesĂşs usa un nombre propio en esta
parábola.
“Y
habiendo dicho esto, clamĂł a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!
Y el que habĂa muerto saliĂł, atadas las manos y los pies con
vendas, y el rostro envuelto en un sudario. JesĂşs les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los
judĂos que habĂan venido para acompañar a Maria, y vieron lo
que hizo JesĂşs, creyeron en Ă©l.
Pero algunos de ellos
fueron a los fariseos y les dijeron lo que JesĂşs habĂa
hecho. Entonces los principales sacerdotes y los fariseos
reunieron al concilio, y dijeron: ¿QuĂ© haremos? Porque
este hombre hace muchas señales. Si le dejamos asĂ,
todos creerán en él y vendrán los romanos, y destruirán
nuestro lugar santo y nuestra nación. Entonces Caifás, uno de
ellos , sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no
sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera
por el pueblo, y no que toda la naciĂłn perezca. Esto
no lo dijo por sĂ mismo, sino que como era el sumo sacerdote
aquel año, profetizĂł que JesĂşs habĂa de morir por la
naciĂłn.”(Ju. 11:43-51)
¡QuĂ©
maravillosa es la Palabra de Dios! Cuando estudiamos la
Santa Biblia con el deseo de aprender la voluntad de Dios;
Ă©sta se nos abre y nos regala sus santos tesoros.
Esta
parábola no sólo es una enseñanza de Jesús acerca del
verdadero estado de los muertos al morir y de la doctrina
bĂblica de la resurrecciĂłn de los muertos; sino tambiĂ©n una
profecĂa de cĂłmo los dirigentes religiosos iban a reaccionar
frente a JesĂşs.
Lázaro fue levantado de
los muertos, fue y predicĂł a los cinco hermanos del hombre
rico, ya que aparte de los fariseos (representados por el
hombre rico en la parábola), en los tiempos de JesĂşs habĂan
cinco diferentes sectas judĂas: Esenios, Escribas,
Herodianos, Saduceos y Zelotes. Todas eran judĂas pero
tenĂan doctrinas y creencias diferentes; todas se odiaban,
pero lo más interesante es que todas las sectas y sus
lĂderes religiosos se unieron para matar a JesĂşs. Como
decĂamos anteriormente, Lázaro fue y le predicĂł a los cinco
hermanos del hombre rico, y como lo profetizĂł JesĂşs en esta
parábola: “Tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare
de los muertos.”
Por el
contrario, la resurrección de Lázaro marca el destino de
JesĂşs, porque no solamente no se persuaden de que JesĂşs es
el MesĂas, sino tambiĂ©n que lo condenan a muerte e inclusive
al mismo Lázaro tambiĂ©n: “Gran multitud de los judĂos
supieron entonces que Ă©l estaba allĂ, y vinieron, no
solamente por causa de Jesús, sino también para ver a
Lázaro, a quien habĂa resucitado de los muertos. Pero los
principales sacerdotes acordaron dar muerte también a
Lázaro. Porque a causa de Ă©l muchos de los judĂos se
apartaban y creĂan en JesĂşs.” (Ju. 12:9-11)
"Y
limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos, y la muerte
no será más. Y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor,
porque las primeras cosas son pasadas. Y el que estaba
sentado en el trono dijo: He aquĂ, yo hago nueva todas las
cosas. Y me dijo: Escribe, porque estas palabras son fieles
y verdaderas." (Ap. 21:4-5).
¡Que
versĂculos mas conmovedores! La Santa Biblia nos dice
que al final nuestro Dios eliminará el sufrimiento para
siempre, que ya no habrá mas dolor ni tristeza ni llanto.
porque nuestro Creador hará nuevas "todas" las cosas. Sin
embargo, los que toman esta parábola para torcerla y enseñar
que hay un infierno eterno, colocan a Dios como mentiroso.
Si tomamos como literal esta parábola, entonces no sólo
existe un "infierno eterno", sino también que los salvados
podrán ver a los perdidos quemándose en el fuego. Entonce
Dios "miente" al decir que no habrá más llanto, ni clamor,
ni dolor; porque en el infierno siempre habrá llanto, clamor
y dolor.
Si esto
fuera asĂ inclusive en el cielo, entre los redimidos y
salvos habrĂa dolor. Imaginemos a una madre en el
cielo, disfrutando de la presencia de Dios. Pero su hijo,
está en el "infierno eterno", quemándose dĂa y noche, sin
descanso ni paz; y ella mira desde el cielo y ve a su hijo
en "llamas eternas" sufriendo; ¿podrá ella tener gozo en el
cielo? ¿irá ella al Santuario Celestial y adorar y
decir que Dios es amor? La Biblia nos enseña que el
pecado será eliminado para siempre, y que no se levantará
más; pero si hay un "infierno eterno", donde los pecadores
se están quemando "eternamente" sin morir, entonces el
pecado existirá eternamente.
Hablando
de Satanás las Escrituras nos dicen que Ă©l será destruĂdo
para siempre: "Con la multitud de tus maldades, y con la
iniquidad de tu contrataciĂłn ensuciaste tu santuario; yo
pues saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y
pĂşsete en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que
te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos,
se maravillarán sobre ti. En espanto serás, y para siempre
dejarás de ser." (Ez. 28:18-18).
"Porque
he aquĂ, viene el dĂa ardiente como un horno ; y todos los
soberbios, y todos los que hacen maldad, serán estopa; y
aquel dĂa que vendrá, los abrasará, ha dicho Jehová de los
ejĂ©rcitos, el cual no les dejará ni raĂz ni rama." (Mal.
4:1-2).
Dios
destruirá para siempre al originador del pecado: Satanas; y
a todos los pecadores y hasta las obras de sus manos.
Entonces el pecado para siempre jamás se levantará, y en
verdad ya no habrá más llanto ni dolor.
Esta
parábola enseña verdades eternas, verdades importantes no
sĂłlo acerca de la doctrina de la resurrecciĂłn y de que
nuestro destino eterno se decide en esta vida; también nos
enseña que Jesús tuvo que luchar en contra de falsas
doctrinas en su tiempo, que no estaban de acuerdo con las
Santas Escrituras. Nos enseña de que al igual que hoy, en
los tiempos de JesĂşs habĂan muchas religiones con doctrinas
muy diferentes y que sus miembros se odiaban los unos a los
otros, pero todos decĂan que eran judĂos y que eran el
verdadero pueblo de Dios. Al igual que hoy, hay muchas
religiones, todas con diferentes doctrinas, profesando ser
cristianas y ser la verdadera iglesia de Dios. Pero hoy
también Jesús nos dice al igual que a los judios que
tenemos que escuchar a “MoisĂ©s y a los Profetas” o sea
la Santa Biblia, ella y sólo ella. En esta parábola la
Biblia nos enseña verdades muy diferentes a lo que enseñan
los dirigentes religiosos modernos.
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